Madrid
El sector de la cerveza artesanal no logra levantar cabeza. El cierre de Cervezas La Virgen es el más sonado de los muchos que ha sufrido esta industria desde la pandemia. Una crisis que aún no han logrado superar por causa de la inflación, el aumento de costes de producción y los problemas de suministro.
Entre 2019 y 2022, las cerveceras artesanales (aquellas que producen menos de 50.000 hectolitros) han sufrido una pérdida del 35% de los centros productivos. Así lo reflejan los informes de la asociación Cerveceros de España, que agrupa a todas las empresas del sector.
Como aseguran desde la organización, en declaraciones a EFE, se están viviendo bastantes cierres, aunque no tan grandes como La Virgen, que es una empresa más grande, pero es una realidad. La compañía madrileña anunció la semana pasada la decisión de cesar la actividad, lo que conlleva el despido de sus 78 empleados. Las causas detrás de esta decisión son la compleja situación para obtener permisos para la ubicación insignia de la firma, en la localidad de Las Rozas, que se suma a la difícil situación financiera existente.
La Virgen pertenece desde 2017 al gigante cervecero belga AB InBev, el mayor del mundo, y propietario de marcas como Budweiser, Stella Artois o Corona. En 2023 registró beneficios de casi 5.000 millones de euros, un 10% menos que el ejercicio anterior.
La evolución del sector de la cerveza artesana no se puede entender sin los efectos de la pandemia. Antes de que estallara la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, vivió un auténtico 'boom', con la producción creciendo un 80% en 4 años. Pero ya en 2020 se contrajo un 22%, debido a la emergencia pandémica.
Desde entonces, empieza a encadenar crisis, enlazando las consecuencias económicas de la invasión rusa de Ucrania, que aún persiste; con una espiral inflacionista, que influye tanto en el consumo como en los costes de producción; a lo que hay que sumar los problemas con el suministro de envases y de distribución.
Exigencias para sobrevivir
Estas son las dificultades a las que se enfrentan las compañías artesanales para sobrevivir, como advierten desde Cerveceros de España. Para tratar de mitigar los problemas que están sufriendo, la asociación pide la reducción de los impuestos especiales para estas pequeñas compañías. También solicitan la aplicación del tipo superreducido de IVA al consumo en la hostelería, así como dejar a las pequeñas compañías exentas de determinados objetivos europeos de reutilización, por el coste que tiene la inversión para acometer estos procesos.
Eso sí, la situación de las compañías artesanales tiene poco que ver con la salud del sector español de la cerveza. Aún con vaivenes, ha visto como el consumo aparente, que suma producción e importación, sin contar exportaciones, alcanzaba en 2022 su mayor cifra en 11 años. Aunque el consumo en hostelería aún está rezagado y no ha recuperado los niveles previos a la pandemia.
Mejora el consumo general
En cuanto a 2023, a falta de conocer los datos completos, Cerveceros de España adelanta que las ventas sufrieron un ligero retroceso, del 0,7%, aunque sigue en cifras mejores que las anteriores a 2020.
El sector reconoce que funciona e incluso va al alza. Que es vivo y rentable, pero sobre todo para las grandes compañías, que representan el 99% del mercado. Las pequeñas, cuya penetración a nivel nacional está por debajo del 1%, la realidad es otra.
Los consumidores, mientras tanto, lo tienen claro. La cerveza sigue siendo la reina del canal Horeca, acaparando el 45% del gasto en bebida, a pesar de que su precio fue de los que más subió.
