Opinión

Un primer semestre perdido por culpa de las citas electorales

Von der Leyen y Sánchez arrastran los deberes para este año para 2025.  PV
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Estados Unidos creció el año pasado el 3,2% con un mercado laboral y un consumo al alza, frente al 0,2 % previsto por los analistas. La previsión para éste es que la economía se acelere a la par que la inflación se aproxima al objetivo del 2%, mientas que los índices bursátiles se aproximan a sus máximos. Entre los elementos que alimentan el optimismo, tanto entre los consumidores como los inversores, están las elecciones de noviembre. Tradicionalmente, los años electorales son buenos para la economía, los candidatos se desviven por dar buenas noticias, prometer rebajas de impuestos y ayudas para atraer inversión y empleo a Estados Unidos.

La situación contrasta vivamente con Europa, donde la economía languidece un crecimiento próximo a cero en el primer trimestre y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, retrasa la bajada de tipos de interés hasta después del verano, como mínimo, porque no se fía de que la marcha de los precios al consumo emprenda la senda de la moderación prometida.

La cita electoral europea está obligando a trastocar la agenda verde europea y restringir la entrada de productos extranjeros sin los requisitos legales. Pero no por decisión de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, si no por la presión de los agricultores, que toman las principales vías de comunicación en Francia, Bélgica, Alemania y ahora España. París y Berlín se vieron obligadas a prorrogar las subvenciones al gasóleo agrícola para acabar con las protestas.

La Comisión Europea ha empezado a dar marcha atrás. Primero aceptó eliminar la superficie de barbecho en 2024 y luego acordó retirar las restricciones al uso de pesticidas. Una de las demandas reiterada durante meses por los agricultores y que había sido rechazada por el Parlamento Europeo. "Ya es hora de que nos escuchen. Von der Leyen pasa del campo, lleva años sin hacernos el más mínimo caso", asegura el dirigente de una organización agraria española.

Cada vez se levantan más voces contra de la maraña de regulaciones, impuestos o inversiones para alcanzar los objetivos climáticos, que desvían las actuaciones de las autoridades sobre los problemas que realmente importan a los ciudadanos. El 37% de los 800.000 millones de los fondos Next Generation para combatir los efectos de la pandemia va destinada a promover la transición ecológica. Asimismo, la UE será la primera en prohibir la fabricación de vehículos de combustible fósil en 2035 y se adelantó al gravar las importaciones, que no cumplan con los requisitos sobre descarbonización, lo que se denomina el efecto espejo. Pero en la práctica, el mundo empresarial y agrícola se queja de que esta normativa se incumple porque los importadores burlan la ley bajo la apariencia de marcas europeas.

El presidente Emmanuel Macron, solicitó el año pasado una pausa regulatoria, ante la advertencia de que las restricciones climáticas desvían miles de millones hacia Estados Unidos y China. Recordemos que la Administración Biden destinó 700.000 millones de dólares a la Ley de Reducción de la Inflación, para atraer inversiones verdes y tecnológicas. Por eso, Macron es partidario de rediseñar la política industrial y defensiva, con el impulso del gasto para producir misiles y otros materiales que Europa carece.

El incremento del gasto en seguridad y defensa es uno de los pocos asuntos sobre los que existe consenso en estos momentos en la UE, preocupada por la perspectiva de que Trump vuelva a ocupar la Casa Blanca. El candidato republicano ya ha dicho que si logra un segundo mandato abrirá conversaciones inmediatas con Vladímir Putin para sellar un acuerdo de paz. El compromiso ruso-americano pondría en cuestión la existencia del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tal como existe en la actualidad.

El Consejo Europeo acordó la semana pasada destinar 50.000 millones a Ucrania por temor a que Rusia gane la guerra y luego prosiga su avance hacia otros países europeos, como los bálticos o Finlandia.

La presión por parte de los distintos gobiernos, con Presupuestos sometidos a ajuste, está empezando a calar, pero muy lentamente, con el fin de desviar estos fondos hacia materias más cercanas a los ciudadanos, como la inmigración o las disputas comerciales, por la importación de productos de China o de América Latina en detrimento de los europeos. Así, la Comisión rechazó este miércoles un plan de 10.000 millones para ayudar a implementar tecnologías estratégicas, muchas de ellas destinadas a reducir el efecto invernadero. El paquete quedó reducido a 1.500 millones, limitándose a la defensa militar. No hay medidas nuevas para la industrialización, que decae en toda Europa, ni tampoco para atraer inversiones o frenar la salida de las existentes.

El acoso empresarial de Díaz suma y sigue. Hasta después de las europeas no se esperan acuerdos

En España, la agenda se complica con las elecciones gallegas del próximo fin de semana y las vascas, que se celebrarán probablemente a finales de abril. El entendimiento entre el PP y el PSOE está descartado después de la Ley de Amnistía pactada con Junts. El último choque se produjo esta semana en el Senado, que tumbó el proyecto de Presupuestos de María Jesús Montero. La vicepresidenta y ministra de Hacienda no sólo se niega a negociar con el vicesecretario económico de los populares, el también andaluz Juan Bravo. Además, amenaza con imponer el déficit cero a las autonomías, en su mayoría gobernadas por los barones de Núñez Feijóo, si el Presupuesto se prorroga, como es muy probable.

La falta de entendimiento entre los dos grandes partidos y la necesidad de hacer concesiones socio a socio cada vez que el Gobierno quiere sacar algún proyecto adelante en el Congreso está llevando la política económica a la parálisis.

Sánchez tendrá que gobernar a golpe de decreto-ley y habilitar partidas extraordinarias para poner en marcha los planes de inversión en vivienda, la agenda social o la mejora de la atención primaria para evitar el colapso de la Sanidad.

En el ámbito laboral, donde la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se prepara para imponer una rebaja de la jornada laboral, después de subir el Salario Mínimo más del 50% o amenazar con limitar el sueldo de los directivos, elevar la imposición del ahorro o introducir a los sindicatos en los consejos de administración. La última decisión por ordeno y mando y sin el consenso de los agentes sociales fue la obligación de contratar a los temporales que incurran en fraude.

El acoso a los empresarios por parte de Díaz suma y sigue. Hasta los sindicatos se han rebelado por la reducción de la jornada. Hicieron piña con la patronal para exigir que las horas se negocien por anualidades en lugar de por semanas. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, insistía en un entrevista en elEconomista que era necesaria "mayor flexibilidad". Es imposible aplicar una norma común a todos los convenios, porque cada uno tienen características diferentes, y algunos recogen ya jornadas de 35 horas.

Trabajo se niega, además, a facilitar los datos estadísticos de las horas reales trabajadas por sector, según fuentes de la negociación. El secretario general de Empleo, Joaquín Pérez-Rey, reconoció en una de las mesas de negociación que hasta que no pasen las elecciones gallegas y europeas, era difícil que modificaran su posición.

Díaz pasa por un mal momento, hasta el punto de que puede quedarse sin representación en Galicia, y con una presencia testimonial en Europa, tras el enfrentamiento con Podemos, que presentará a la exministra Irene Montero como candidata. Los empresarios son su pin-pan-pun político para llamar la atención de sus menguantes electores.

Cada día se levantan más voces contra el exceso regulatorio o los impuestos de Von der Leyen

Las elecciones europeas están dando alas a los partidos de ultraderecha, contrarios al exceso regulatorio europeo, mientas en España es la izquierda la que saca tajada de la situación. El rechazo a la amnistía en el Congreso por el propio Puigdemont y las dificultades existentes para defender su inmunidad están cambiando la percepción política.

Ya casi nadie apuesta a que el actual Gobierno vaya a completar la legislatura. Aprobar leyes o reformas, incluidos los Presupuestos, va a ser misión imposible en el primer semestre. Enfrentamos una parálisis dentro y fuera. Quizá haya que dar el año entero por perdido, porque, entre que toman posesión los nuevos cargos electos europeos y se ponen a legislar, nos darán otra vez las uvas.

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