Retail - Consumo

Somomu, la marca sostenible de mochila de porteo que unió a dos emprendedoras extremeñas

  • A través de los canales online se vende en toda Europa
  • La industrial textil sostenible es la que genera la menor huella de carbono
Pilar Gerona (izquierda) y Esther González (derecha)
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Pilar Gerona y Esther González son dos emprendedoras extremeñas que se han unido para crear una marcha de mochila de porteo, ergonómica y sostenible, que se vende a toda Europa. El 90% de venta es online, aunque tiene puntos de venta directos en Barcelona, Madrid y Sevilla.

Somomu nació como el sueño de Pilar Gerona para dar una respuesta de calidad para acabar con las barreras de movilidad en los carritos de bebé. Afirmó que "sólo hay dos marcas de mochilas que no se fabrican en China", una es Somomu, y siempre tuvo claro que quería diseñarla y fabricarla íntegramente en Extremadura, apostando por el talento local y por los materiales más sostenibles. Por ello "el cariño" es la seña de identidad de esta marca extremeña que ya es un referente del sector.

Somomu nació en el 2020 y en la actualidad factura más de 120.000 euros al año, aunque Pilar Gerona afirma que el crecimiento ha sido exponencial, en dos años pasó a facturar de 4.000 a 40.000 euros y en el último año paso de estos 40.000 a los 120.000 euros, reconoce que en algunos momentos se ha quedado sin existencias y ha tenido que abrir una "lista de espera".

Pilar Gerona llegó volvió de Holanda, donde trabajaba en Bugaboo, a Extremadura; era conocedora de los problemas de movilidad que suponen los carritos de bebés. En Europa el porteo "estaba a la orden del día" y decidió apostar por un sector que en aquel momento no estaba muy extendido en España.

Recuerda que hace unos años el porteo se asimilaba a una moda hippie y por ello decidió enfocarse en los diseños para llegar a todas las madres y que vieran al porteo "como una opción más cómoda", sabiendo los beneficios que tanto para los niños como para las madres tienen esta práctica.

Reconoce que inició su aventura en la época de la pandemia, con unas normativas "muy exigentes" que tardó más de un año en pasarlas. Empezó con una modista y a los 7 meses ya no podía hacer frente a la demanda, y fue gracias a Fundecyt, el Parque Científico y Tecnológico de Extremadura, donde encontró a Esther González, el taller que las fabrica, y que hoy, además de clienta y proveedora son parte la una de la otra.

Reconoce que en este diseño también participó la Universidad de Extremadura con la Escuela de Ingenieros donde desarrollaron un proyecto de ingenieria para diseñar de forma conjunta un diseño que cumpliera con todas las medidas de seguridad. Así unieron en esta apuesta la calidad y el diseño.

Industria textil sostenible

Esther González es la gerente del taller textil que fabrican estas mochilas, tras la crisis del 2008, se reinventó y apostó por el sector textil sostenible. Creó Enkaster, una marca artesanal y ecológica, que siempre apostó por proveedores extremeños, intentando generar la menor huella de carbono posible en sus confecciones.

Reconoce que "el término moda sostenible es desconocido", pero afirma que es un concepto de vida porque "no puede ser sostenible sin respetar al medioambiente, a la cadena de valor, sin reciclar y sin respetar a los trabajadores". Afirma que es una industria que "reactiva a nuestros pueblos y dará futuro a nuestros hijos", por lo que destaca que hay que "confiar en estas marcas extremeñas". En un mundo globalizado "el sector debe respetarse" porque en la nueva economía, la industria sostenible "no puede dar los mismos precios que Marruecos".

Apasionada por Extremadura, una de sus primeras colecciones fue en recuerdo de brutal incendió de Sierra de Gata, con algodón ecológico diseñó vestidos que pasaron del negro del incendio, a los tostados de la sierra y a los colores de la recuperación, Esther recuerda con mucho cariño esta colección, de hecho afirma que tuvo "que teñir los tejidos en casa porque el algodón ecológico sólo estaba disponible en colores cremas".

Esther González apuesta la educación y la concienciación social, y reconoce que cada vez es más común el consumidor de más de 30 años que está concienciado con esta moda sostenible, y que entre sus preferencias está que los productos se fabriquen en España.

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