Bolsa, mercados y cotizaciones

'Recalculando ruta' en el mercado de renta fija

  • ¿Cómo tener una cartera con la que será difícil perder dinero?
  • Aprovechar la alta rentabilidad del crédito corporativo a menos de dos años
  • Y combinarlo con deuda soberana a mayor plazo
Jerome Powel, presidente de la Fed
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Después de los excesos que vivió la renta fija en los dos últimos meses del pasado ejercicio, el inicio de este 2024 ha supuesto que los inversores hayan entrado en modo recalculando ruta, ajustando sus estimaciones sobre las bajadas de tipos que, en principio, deberían realizarse este año.

Hablamos de la necesidad de ajustar las estimaciones puesto que en estos meses estamos conociendo datos que nos obligan a moderar las expectativas de bajadas de tipos o, por lo menos, retrasarlas en el tiempo. Así, el mercado ha pasado de descontar 157 puntos básicos de bajada por parte de la Fed, teniendo lugar el primer movimiento en marzo, a los 82 puntos básicos, empezando los recortes en Julio.

Es un recorte de expectativas importante que nos habla del excesivo optimismo del mercado en diciembre, pero también nos muestra que hay ciertas cosas que han cambiado en los últimos meses. La primera de ellas es que la economía norteamericana está reacelerando; Si vemos las expectativas de crecimiento para 2024 de Estados Unidos, han pasado 0.6% en el mes de agosto al 2.1% actual, lo que nos muestra una economía alejada de la recesión que tanto se comentó a lo largo del año pasado.

¿Es apropiada una bajada de tipos con la inflación cercana al 4% y la previsión al alza de crecimiento?

Otro factor importante es la inflación; sigue mostrando un camino descendente, pero la curva de caídas se ha suavizado muchísimo, y la inflación subyacente se acaba de situar en el 3.8%, lo que significa que apenas ha recortado dos décimas en los últimos cinco meses. Si a esto añadimos que las expectativas de inflación han repuntado (El breakeven de inflación a dos años ha subido 80 puntos básicos en 2024), nos deja un panorama en el que los inversores se empiezan a preguntar si es apropiada una bajada de tipos en una economía que tiene un cuadro de inflación cercano al 4% y con las estimaciones de crecimiento al alza.

Si miramos al otro lado del Atlántico, el escenario es muy diferente. La economía europea no está acelerando, sino más bien todo lo contrario.

La inflación europea sí que está bajando con fuerza, con la subyacente en el 3,1% (después de haber recortado más de un punto porcentual en los últimos cinco meses) y el propio BCE va ya marcando la senda de las bajadas de tipos a partir de junio.

A la vista de esto, la apuesta por la renta fija europea tiene más base que en el caso de la deuda americana, aunque el mercado haya estado cotizando las expectativas de tipos en ambas zonas de una manera muy similar, con independencia de la divergencia que está sucediendo entre las dos zonas económicas. Es cierto que Europa puede necesitar más una bajada de tipos que Estados Unidos, pero también es cierto que la pauta y el ritmo lo marca la Fed. Al final, como dijo esta semana el gobernador del banco central austríaco; Europa no es el distrito trece de la Reserva Federal, pero lo que hace la Fed importa.

Europa puede necesitar más una bajada de tipos que EEUU, pero el ritmo lo marca la Fed

De esta manera, y de cara al corto plazo, la reunión de la Fed del 20 de marzo cobra una especial importancia, dada la incertidumbre generada en los últimos dos meses.

Si miramos al largo plazo, la pausa en la subida de tipos siempre ha supuesto una oportunidad evidente en los mercados de renta fija. La posibilidad de comprar deuda a largo plazo con rentabilidades reales positivas siempre es interesante y el actual nivel de tipos de corto plazo también es muy atractivo para el inversor conservador.

En este sentido, la actual estructura de las curvas (fuertemente invertida entre los plazos cortos y medios) nos ofrece la posibilidad de construir carteras extremadamente resistentes. Si aprovechamos las altas rentabilidades que nos ofrece el crédito corporativo a plazos inferiores a dos años para construir el núcleo de la cartera y lo combinamos con deuda soberana a mayor plazo (para beneficiarnos de los movimientos de la curva si los mercados empiezan a cotizar un escenario más agresivo de bajadas) tendremos una cartera en la que, salvo shocks exógenos inesperados, será difícil perder dinero y, en la mayoría de los escenarios, contará con una rentabilidad bastante generosa.

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