Economía

Los tipos de interés negativos pueden haber hecho más mal que bien a la economía

  • Los tipos negativos pueden reducir la concesión de crédito y encarecerlo
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Los tipos de interés negativos han sido de una de las políticas no convencionales que han utilizado los bancos centrales para luchar contra el riesgo de deflación y el estancamiento de la economía. Sin embargo, el efecto de esta política sobre los precios y la economía en general es dudoso. La intención era 'obligar' a las entidades a reducir su nivel de reservas para poner a funcionar el dinero aparcado en los bancos centrales y que no llegaba a la economía real, pero el resultado final ha podido ser radicalmente opuesto.

Los bancos centrales de la Eurozona, Japón, Suecia o Suiza se adentraron dentro del mundo de los tipos negativos con el fin de evitar una espiral deflacionista que deteriorase aún más el débil crecimiento. Con el tipo de interés de la facilidad de depósito en negativo, los bancos centrales tenían la esperanza de que los bancos comerciales reducirían el nivel de reservas (al verse obligados a pagar por mantener ese dinero ocioso) incrementando la concesión de crédito a un coste muy bajo, gracias a la transmisión de la política monetaria.

Aunque es casi imposible cuantificar el resultado de una sola política sobre el conjunto de la economía, cuatro economistas del Banco de Noruega han publicado esta semana un trabajo con que analiza el efecto de los tipos de interés negativos sobre el crédito y la economía cuya conclusión es clara: "Nuestro modelo sugiere que un una política monetaria con tipos negativos del -0,5% incrementa el coste del crédito en unos 15 puntos básicos y reduce el crecimiento en unos 7 puntos básicos".

No se puede cobrar al cliente

Para argumentar esto, el Banco de Noruega explica que los tipos negativos implementados por los bancos centrales no se trasmiten al sistema financiero porque resulta muy complejo que los bancos comerciales pongan tipos negativos a sus depositantes: "Este límite surge porque los clientes puede optar por acumular sus ahorros en billetes si el banco les cobra demasiado". De este modo, las entidades perderían una de sus principales fuentes de financiación, los depósitos de familias, empresas u otros agentes.

Esta es una limitación importante. Si los bancos no pueden 'cobrar' a los clientes por sus depósitos tampoco pueden reducir el coste del crédito si quieren mantener su margen de intermediación (el dinero que gana el banco por prestar menos la remuneración que ofrece por los depósitos).

"Hemos documentado que los países que han experimentado tipos negativos... no se han transmitido de forma agregada a los depósitos, cuyos tipos se mantienen pegados a cero. Como resultado, el tipo de interés del crédito continúa siendo relativamente elevado... se produce una desconexión entra la política de tipos y el interés de los préstamos una vez que la política de tipos cae por debajo de cero", sostienen los expertos del Banco de Noruega.

En el caso de la Eurozona y otros países, los tipos negativos se han concentrado en la facilidad de depósito, que es donde las entidades acumulan sus reservas, el dinero que tienen 'ocioso' o aparcado. Si los bancos comerciales no aplican una tasa negativa similar a los depósitos de sus clientes, las reservas se convierten en un agujero para los resultados.

La otra opción pasa por conceder tanto crédito como sea posible para mantener el nivel mínimo posible de reservas de las arcas de los bancos centrales, algo que es arriesgado y que además necesitaría de la voluntad de empresas y familias para demandar crédito, algo que no sería sencillo tras el estigma creado durante la Gran Recesión.

Los bancos se resienten

"Cuando se reduce el interés sobre las reservas sin una reducción sobre los depósitos, los beneficios de los bancos caen. Este es sencillamente porque los bancos reciben menos intereses por uno de sus activos (las reservas), pero sigue pagando el mismo interés sobre uno de sus pasivos (los depósitos)". La caída de beneficios puede desembocar en una contracción del crédito.

El trabajo sentencia de forma tajante que en el mejor de los casos, los tipos negativos implementados por los bancos centrales tienen un efecto "irrelevante en el mejor de los casos, pero puede ser potencialmente contractivo para la economía por el efecto sobre los beneficios de los bancos".

Por el contrario, cuando los tipos se encuentran en territorio positivo, el efecto de una reducción del precio del dinero sí se transmite por los canales financieros estimulando el crédito. Se desincentiva el ahorro (mediante la caída de la remuneración de los depósitos) mientras que se estimula el crédito rebajando su coste.

Por ello, "los tipos de interés negativos no pueden ser un sustituto de los bajadas de tipos que parte de un nivel positivo". Otras herramientas de política monetaria que sí han funcionado y han reducido el coste del crédito han sido las compras masivas de activos (QE por sus siglas en inglés), la orientación de la política monetaria (forward guidance) o las subastas de liquidez a largo plazo (TLTRO), sentencia el documento.

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