Economía

Los gráficos que muestran la precariedad tras el récord de empleo indefinido entre los jóvenes

Foto: Dreamstime

Si hay un colectivo beneficiado por la reforma laboral aprobada a finales de 2021 son los menores de 25 años. El número de trabajadores en esa franja de edad con un contrato indefinido se ha disparado un 162%, pasando de 316.292 afiliados medios a la Seguridad Social en enero de 2022 a 829.390 el mismo mes de 2024, un porcentaje de incremento superior al de cualquier otra franja de edad. Eso sí, esos empleos son también los de peor calidad: solo cuatro de cada diez de sus empleos indefinidos son a jornada completa. En cambio, registran el mayor incremento de puestos a tiempo parcial y fijos discontinuos.

El mercado laboral español ha reducido en 1,97 millones la cifra de trabajadores temporales afiliados al Régimen General de la Seguridad Social en los dos primeros años de la reforma laboral, pero ha ganado 2,83 millones de indefinidos, hasta los 12,9 millones. De ellos, 513.098 personas, un 18% de estos últimos corresponde a menores de 25 años, que han alcanzado los 829.390 afiliados medios. Estos datos significan que su peso en el empleo indefindo creado tras la reforma es, proporcionalmente, mucho mayor que su participación en el el 'stock' actual de asalariados, que apenas llegaba al 6,6% en enero de 2024.

Aunque si hay un dato que resume esta evolución es que el porcentaje de jóvenes con un contrato temporal (incluyendo los de formación y aprendizaje) ha caído del 60% en enero de 2022 al 22,1% en enero 2024. A cierre del pasado mes, el 71,5% de los jóvenes asalariados era indefinido, un repunte más que notable respecto al 32,7% que anotaban dos años antes, nada más aprobarse la reforma laboral.

Queda un 7,1% (el mismo porcentaje que hace dos años) que entra en la categoría de trabajadores para los que los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social no especifican un tipo de contrato. Son, en su mayoría, trabajadores públicos (funcionarios de carrera, interinos o asesores).

Los detalles del nuevo empleo indefinido

La mejora de la temporalidad del empleo juvenil no puede ser calificada de otra manera que como un rotundo éxito para la reforma laboral, pero los porcentajes de estabilidad del empleo siguen sin poder equipararse a la media general, que marca una temporalidad del 12,9% y una tasa de empleo indefinido del 78,2%.

El resto de los grupos de edad también supera a los menores de 25 años con una tasa de empleos indefinidos superior al 75% con una única excepción: los mayores de 55 años, que se quedan en un 74%. Aunque en su caso hay que tener en cuenta que su tasa de asalariados públicos supera el 14%. Por su parte, los asalariados entre 25 y 34 años arrastran una tasa de temporalidad del 17%, aunque la de indefinidos supera al 76,8% (en parte por un menor peso del empleo público).

La clave de esta evolución histórica del empleo juvenil está en la incorporación esos 513.098 trabajadores indefinidos, que ha compensado la reducción en 331.291 personas, un 57%, en la cifra de los que tenían un contrato temporal. Sin embargo, aquí entramos en un debate que ha acompañado a la reforma laboral incluso desde antes de su aprobación: el porcentaje de contratos temporales o indefinidos no es el único referente de calidad del empleo. Sobre todo, después del incremento de empleos 'estables' pero a tiempo parcial y, sobre todo, fijos discontinuos, experimentado tras la reforma laboral.

En este sentido, los datos de Seguridad Social ofrecen la ventaja adicional de que clasifican a los asalariados no solo por edad, sino por tipo de contrato y jornada, permitiendo diferenciar así entre los que tienen un empleo indefinido a tiempo completo, uno a tiempo parcial y uno a jornada parcial. Y los datos muestran que los jóvenes son los que registran los de peor calidad.

Solo un 43,4% de los asalariados menores de 25 años con un empleo indefinido lo tiene a jornada completa, mientas que un 39,2% lo tienen a jornada parcial y un 17,37% son fijos discontinuos. La tasa media general es del 74,5% de indefinidos a jornada completa, 19,1% a tiempo parcial y solo un 6,4%% de fijos discontinuos.

Estudiantes o precarios

Este porcentaje puede explicarse por motivos similares a los que en el pasado se utilizaron para justificar su elevada temporalidad: la compatibilidad entre salarios y estudios. Los datos de Seguridad Social no aportan información a este respecto, pero sí lo hacen los de la Encuesta de Población Activa (EPA). La estadística del INE señala que solo un 43% de los ocupados menores de 25 años compatibilizan trabajo y algún tipo de formación (reglada o no). Aunque esto se aplica sobre todo a los universitarios: los jóvenes que estudian formación secundaria (FP o bachiller) suelen terminar su etapa educativa antes de los 19 años.

Pero si sumamos temporales, indefinidos a tiempo parcial y fijos discontinuos, vemos que suponen el 62% de los asalariados menores de 25 años. Este desfase de los datos apunta al impacto de la precariedad en los años de entrada en el mercado laboral.

Antes de la reforma laboral, en enero de 2022, eran el 75,6%. Una mejora que se explica porque los indefinidos a tiempo completo han aumentado con fuerza, aunque no lo suficiente. En cualquier caso, a partir de los 25 años la tasa de indefinidos a tiempo completo escala al 71%, cuando han superado sus años de 'novato', algo en lo que seguramente influye la entrada en las empresas de universitarios recién graduados.

Pero para entender mejor el impacto de la reforma laboral hay que analizar el empleo creado en esos años. En este sentido, vemos que, del total de 2,87 millones de nuevos asalariados fijos, el 60% son a jornada completa, el 24,6% a jornada parcial y el 15,3% fijos discontinuos. Entre lo jóvenes tenemos que los ordinarios de ocho horas solo suponen un 38%, el mismo porcentaje que son a media jornada, mientras el 23% son fijos discontinuos.

Así, aunque los menores de 25 años hayan registrado un incremento de afiliados con contrato indefinido proporcionalmente mayor que el resto de los grupos de edad, su composición es de peor calidad en términos de tip de jornada y continuidad de la actividad.

Los jóvenes son el único grupo de edad en los que menos de la mitad del empleo fijo es ordinarios a tiempo completo. Lo que explica por qué la reforma laboral ha mejorado la temporalidad, pero en otras variables para estimar la calidad del empleo, como la parcialidad de los purstos de trabajo, ha tenido un efecto mucho más modesto. En este sentido, los menores de 25 años siguen siendo el colectivo más penalizado en lo que se refiere a la calidad del empleo,

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