Tecnología

La teoría del "Código rojo" en el cuartel general de Google: mantuvo en secreto los avances en IA para no perjudicar a su buscador 

Cuartel general de Google. Imagen generada por la IA de Canva.

El juicio por la posición de monopolio de Google en EEUU está abriendo a Alphabet en canal, destapándose secretos difíciles de conocer en condiciones normales. En la jornada de este martes, el Departamento de Justicia ha acusado a la compañía de tener paralizada la implementación de la Inteligencia Artificial generativa, pese a estar a la cabeza en el desarrollo de esta tecnología, con el objetivo de no perjudicar a su buscador. El argumento es clave porque si se demuestra que el retraso en el lanzamiento de la IA perjudicó a los consumidores, ello puede terminar con Alphabet troceada.

Los directivos de Google que están declarando en el juicio por monopolio tienen claro su objetivo: minimizar cualquier posición dominante de la compañía. Prabhakar Raghavan, vicepresidente senior de Google y jefe de búsqueda de la compañía, la semana pasada dijo prácticamente que el famoso buscador, con una cuota de mercado del 90%, era prácticamente un 'abuelo' a punto de ser atropellado por las nuevas aplicaciones.

Sin embargo, los abogados del Departamento de Justicia de EEUU tienen una teoría diferente. Han planteado que Google estaba muy por delante en IA generativa y decidió no lanzar la tecnología antes por temor a perder su monopolio en las búsquedas. La prensa anglosajona ha venido dando vueltas sobre que, en el cuartel general de la compañía -ubicado en Mountain View- encendieron las alarmas cuando Open AI, participada por Microsoft, lanzó Chat GPT. La teoría del "código rojo" y lo que pasó en los meses posteriores encaja a la perfección con la denuncia de los abogados federales.

Alphabet, la matriz de Google, entró en una carrera loquísima por lanzar productos con IA. En febrero de este año, tres meses después de la irrupción de Chat GPT, estrenó Bard, el propio chatbot de Google. En mayo, Sundar Pichai, consejero delegado de la compañía, presentó utilidades para Gmail, Google Maps y Google Cloud. En julio, estrenó Notebooklm, una agenda personal llena de IA. Posteriormente, Brad saltó a Europa. Para la defensa de los consumidores es una prueba de que la compañía tenía mucho trabajo avanzado, y solo soltó la rienda una vez que Microsoft comenzó a ser una seria amenaza.

El Departamento de Justicia está destinando muchos esfuerzos en demostrar, a través testigos y documentos, que Google poseía desde hace mucho tiempo el talento y la capacidad tecnológica para tener herramientas de búsquedas generativa de IA. El asunto no es baladí. Si confirma este extremo, demostraría que los consumidores se vieron perjudicados con su estrategia. Para el buscador de Google, funcionar con IA lo cambia todo. El futuro de encontrar contenido en Internet ya no estaría basado en indicaciones de textos, sino en la palabra.

La estrategia para trocear Google

En los ochenta, el Departamento de Justicia logró desmembrar AT&T en los ochenta con una estrategia procesal parecida. Probó que la teleco no quiso lanzarse y desarrollar el negocio de la telefonía móvil para mantener el control de los teléfonos fijos, recuerda Bloomberg.

La respuesta de Google a la acusación directa es que fueron prudentes con la nueva tecnología por el posible daño social. "Nuestra sensación era que aún no era responsable poner esa tecnología frente a los usuarios debido a los riesgos que implican", declaró Raghavan. El directivo ha reconocido que los avances se mantenían en secreto, pero se seguía trabajando en ellos. "Lo manteníamos bajo las sábanas, pero lo estábamos desarrollando gradualmente".

El Departamento de Justicia asegura que tan pronto como se hizo público el acuerdo de Microsoft con OpenAI, así como sus movimientos para integrar estrechamente ChatGPT en su motor de búsqueda Bing, en Google hubo un mandato interno de "código rojo" para aplicar la IA generativa en todos sus principales productos.

Solo un dominador

Durante el juicio contra Alphabet, se destapó uno de los mayores secretos de Google. Lo que paga a fabricantes de dispositivos por ser el buscador predeterminado. La compañía paga por ello más de 26.000 millones de dólares. Hasta 20.000 millones se lleva Apple y otros 5.000 millones Samsung. Prácticamente, es la mitad de los 50.000 millones que genera el buscador por los costes de adquisición de tráfico, según cálculos de Bloomberg Intelligence.

Los abogados federales atacan a la compañía Serguéi Brin y Larry Page porque con esta práctica evitan que la competencia gane volumen. En el mundo de los buscadores la rivalidad es prácticamente una suma cero. El dominador del mercado crece utilizando los datos de los usuarios hasta reducir a la competencia que no consigue escalar la aplicación. Entre todos los gigantes tecnológicos, Google es el que ejerce un mayor dominio en su segmento.

Actualmente, Google solo ofrece una versión limitada de un producto de búsqueda impulsado por IA generativa, llamado Search Generative Experience, disponible en EEUU, India y Japón, según explicó Raghavan en el juicio para justificar las limitaciones del propio Google. Hasta ahora, alrededor de 7 millones de usuarios estadounidenses han intentado usar esta experiencia generativa de búsqueda de Google.

Por su parte, El ejecutivo señaló que existe una "creciente creencia de que estos grandes modelos de lenguaje pueden resolver cualquier problema". Y añadió: "la magia todavía no existe".

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