Economía

La producción industrial y la inversión en China mejoran mientras el empleo cae

Promoción de viviendas nuevas en China.
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China acaba de publicar una serie de datos este lunes que denotan cierto optimismo, salvo las cifras de desempleo. Mientras que la producción industrial creció a un ritmo del 7% interanual en enero-febrero, la inversión en activos fijos un 4,2%, su nivel más alto desde abril y las ventas al pormenor un 5,5%, la tasa de paro urbano se incrementó un 5,3%, revirtiendo la tendencia a la baja que marcó en diciembre y enero. Es decir, el paro volvió a los niveles de julio.

La tasa de paro urbano en China es uno de los factores, junto con la crisis inmobiliaria o el envejecimiento de la población, que está trayendo de cabeza a la administración de Xi Jinping. Sobre todo el paro juvenil, que por eso es la cifra más opaca.

Tras haber batido todos los récords en el mes de junio con el 21,3%, el Gobierno de Xi Jinping decidió dejar de asomar la cifra de paro juvenil urbano "debido a los cambios económicos y sociales que requieren una mejora y optimización de las estadísticas laborales", dijeron por aquel entonces desde la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Tras medio año sin dar a conocer las cifras, en enero hicieron ese nuevo cálculo y el paro cayó hasta el 14,9% en diciembre. Pero no publicaron la cifra revisada de los meses anteriores, por lo que crea cierto escepticismo.

Desde el Gobierno aseguraron que la tasa de paro juvenil de principios de año saldrá publicada "en dos o tres días", después de haber sacado este lunes una ristra de datos económicos. Generalmente, a comienzos de año publican datos bimensuales para evitar las interferencias provocadas por las vacaciones del Año Nuevo Lunar.

Lo que está pasando ahora es que el fuerte crecimiento de la producción fabril a principios de año, así como de la inversión, hacen prever que los esfuerzos del Gobierno para estimular la economía acordados en las 'dos sesiones' se van a retrasar un poco más. A fin y al cabo, el avance del sector secundario ha sido meteórico, el más rápido en dos años y superó significativamente las estimaciones.

El economista de Gran China de Société Générale, Michelle Lam, aseguró en un comentario a clientes que con la recuperación de estos datos es probable que en Pekín no vean "necesario" hacer más de lo que planean hacer. Al fin y al cabo, el experto reiteró que es necesaria "una desaceleración mucho mayor" para que se cambie el enfoque político hacia la estimulación de los ingresos y los gastos.

Así, estas cifras denotan que el poco estímulo que están introduciendo en la economía es de cara al sector manufacturero. a inversión en el sector privado aumentó un 0,4% a comienzos de este año, mientras que la inversión gubernamental se incrementó un 4,2%. Por su parte, la inversión en manufactura y servicios de alta tecnología se incrementó un 10%, según los datos de la ONE.

Lo que pretenden desde Pekín es apuntalar el crecimiento de la economía duplicando la producción industrial a medida que se vaya desprendiendo de la propiedad. En este sentido, el núcleo duro del Partido Comunista declaró durante la celebración de las 'dos sesiones' que "es imperativo impulsar los esfuerzos para modernizar el sistema industrial y acelerar el desarrollo de nuevas fuerzas productivas".

Para este año esperan alcanzar una tasa de paro general del 5,5%, con la creación de más de 12 millones de nuevos empleos urbanos, la mayoría reorientados hacia la 'economía verde'.

El objetivo es compensar el agujero económico que deja el inmobiliario con una transformación hacia esa 'economía verde'. China se está volviendo tremendamente competitiva frente a sus rivales de Occidente. Con el vehículo eléctrico consiguieron desplazar a Japón como principal exportador del mundo, también superaron a Estados Unidos en instalación de paneles solares y se están poniendo al día en lo que se refiere a microchips.

Al mismo tiempo, están teniendo un enfoque en la competitividad de las exportaciones a través depréstamos subsidiarios a la industria y precios bajistas que están avivando las tensiones comerciales en otros países. Es decir, suplir la demanda interna colocando su excedente en el mercado exterior.

El economista David Qu dijo en un comentario en Bloomberg Economics que la "nula inflación" y las mayores caídas de los precios al productor "sugieren que el repunte de China tras la crisis haya perdido más fuerza". Al mismo tiempo, reiteró que la pérdida de impulso en los precios "es un signo de debilidad de la demanda que enturbia las perspectivas de crecimiento" y, por tanto, apunta a más estímulos por parte del Banco Popular de China.

Ahora mismo, China está frente a un exceso de oferta y esto podría intensificar el círculo vicioso de deflación-recesión. Esto podría contribuir a un mayor superávit comercial, debido al bajo coste de producción, lo que generará más fricciones con el resto del mundo.

Así, el estímulo que realizaron las autoridades a finales del año pasado en el sector manufacturero está dando los resultados esperados en la segunda economía más grande del mundo. Por el momento, el ambicioso objetivo de alcanzar un crecimiento del 5% todavía se ve ensombrecido por una serie de factores.

El sector inmobiliario sigue siendo un lastre

El primer ministro chino, Li Qiang, aseguró al inicio de las 'dos sesiones' que "alcanzar los objetivos de este año no será fácil, por lo que debemos mantener el enfoque político, trabajar más duro y movilizar los esfuerzos concertados de todas las partes".

El sector inmobiliario va cada vez peor. La inversión y la construcción de vivienda representaron en su tiempo la cuarta parte del PIB anual de China, pero eso ya es el pasado.

Las ventas de vivienda nuevas se desplomaron un 32,7% interanual en el bimestre enero-febrero, muy por debajo de la caída del 6% que se registró en el conjunto de 2023. La venta por superficie, por su parte, se contrajo un 25% interanual, mientras que el inicio de nuevas promociones está por los suelos, con una caída del 29,7%, según los datos del ONE.

Esto tiene como consecuencia que el consumo también está por los suelos, ya que las expectativas de alcanzar un nivel previo a la pandemia no se han cumplido. Los consumidores chinos están ahorrando más que comprando, en medio de esta creciente deflación que está dejando los precios por los suelos. Eso sí, las ventas minoristas se incrementaron ese 5,5%, un resultado bastante decente, pero que se queda por debajo del 7,4% registrado en diciembre.

Por el momento, las autoridades chinas lo único que han anunciado son un incremento del gasto fiscal este año hasta el 3% del PIB y los estímulos que pretenden dar vendrán del lado de ayudas fiscales y reformas muy concretas.

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