Energía

La OPEP volverá a ser el rey del petróleo: el cártel prepara su ofensiva final ante un EEUU en retroceso

  • Los principales miembros tienen planes de ampliar la producción...
  • ... mientras los expertos anticipan una caída de la industria de EEUU y Canadá

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) lleva anunciando recortes casi sin descanso desde 2022. Esta estrategia para mantener a flote los precios no puede ser eterna, puesto que los recortes del cártel se convierten en las ventas de petróleo de otros países como EEUU, Canadá o Guyana. Pero es que, además, estos recortes no son coherentes con los planes de largo plazo de los pesos pesados de la OPEP. Esos planes de largo plazo tienen, si cabe, mayor relevancia que los recortes coyunturales que mueven el precio del crudo por cortos periodos de tiempo. El cártel tiene un objetivo claro de medio y largo plazo: recuperar el trono mundial del petróleo ganando cuota de mercado.

La OPEP de momento se encuentra en un letargo, autoimponiéndose recortes de producción para sostener los precios del barril. A pesar de que todos los países contaban con ambiciosos planes, el grupo lleva desde 2022 limitándolos para mantener el brent por encima de los 80 dólares el barril (está en los 82,6). El boom de oferta inesperado de EEUU y una menor demanda de lo esperado (por el despertar a medio gas de China y los altos tipos de interés), han provocado que el grupo mantenga unos recortes de producción voluntarios de 2,2 millones de barriles. Sin embargo, ninguno ha cambiado su hoja de ruta y ya se preparan para reanudar su ofensiva cuando la situación se estabilice.

Los mejores ejemplos de esta estrategia de largo plazo se encuentran en los documentos políticos y de trabajo de los grandes productores del cártel: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Irak. En el caso de este último, que a día hoy produce unos 4 millones de barriles diarios, se reveló a finales de 2023 que el Comité Parlamentario de Petróleo y Gas estaba trabajando con diferentes planes para aumentar la producción de petróleo a más de 5 millones de barriles por día (bpd) a medio plazo.

Sin embargo, el plan que más llama la atención por lo 'escandaloso' de las cifras es el de Emiratos Árabes Unidos. Este país produce en la actualidad unos 3 millones de barriles de crudo, incluyendo los recortes. Pese a esta política de contención en la producción, coordinada por Arabia Saudí a través de la OPEP, EAU tiene grandes planes de cara al futuro con el crudo. Tal y como señala el Departamento de Energía de EEUU, "Emiratos Árabes Unidos ha invertido mucho en aumentar la capacidad de producción de hidrocarburos y desarrollar infraestructura midstream y downstream para dar cabida al crecimiento futuro de la producción de hidrocarburos".

Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC) ha fijado el objetivo de aumentar la capacidad de producción de petróleo crudo a 5 millones de barriles diarios para 2027, adelantando tres años su objetivo anterior para 2030. Esta es una operación que ya ha comenzado con la creciente inversión en sus islas petroleras (EAU ha construido islas artificiales en medio del mar para extraer petróleo).

Para lograr su objetivo de 2027, ADNOC ha aumentado la exploración y el desarrollo upstream. ADNOC aumentó el gasto planificado en gastos de capital hasta los 150.000 millones de dólares para el periodo comprendido entre 2023 a 2027 y ha publicado en varias ocasiones planes de expansión para aumentar la producción. Todo ello no resulta coherente con una política de recortes de producción. Es más, solo el aumento planificado de EAU se 'comería' casi todos los recortes efectivos de la OPEP en este momento.

Por último, Arabia Saudí ha pospuesto sus planes para producir más crudo, pero esto no supone que el líder de facto de la OPEP vaya a renunciar a 'inundar' el mercado de crudo. Riad tiene en estos momentos la mayor capacidad ociosa de producción del mundo. Si quisiera, Arabia Saudí podría casi de un día para otro incrementar la producción en 3 millones de barriles diarios, por lo que no necesita seguir aumentando su capacidad potencial en un escenario como el actual, en el que las energías renovables cobran cada vez más importancia. Con esos 3 millones de barriles y sus bajos costes de producción, Riad tiene más que suficiente para ganar cuota de mercado cuando estime que ha llegado el momento: cuando madure la estrategia actual de recortes o, simplemente, cuando decida que es el momento de recuperar la cuota de mercado perdida.

"Los países fuera de la OPEP vivirán una desaceleración constante de su producción esta década y unas caídas absolutas en la siguiente"

Teniendo en cuenta todo lo anterior, solo con la producción ociosa de Arabia Saudí y con los planes de EAU e Irak se podría cubrir todo el crecimiento de la demanda de crudo mundial hasta 2030, fecha en la que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que comience el peak oil demand, es decir, que el consumo de petróleo inicie su declive. De 2024 en adelante, la AIE cree que la demanda de crudo no llegará ni a aumentar en un millón de barriles cada año ante la rápida expansión del coche eléctrico y el uso de otras fuentes (diferentes a los combustibles fósiles) para generar energía. Si se suma la capacidad ociosa de Arabia Saudí, más las previsiones de inversión en Emiratos Árabes Unido e Irak, se alcanzarían unos 6 millones de barriles más de crudo de producción solo de estos tres países. Más que suficiente para ganar cuota de mercado, encumbrar a la OPEP y saciar la sed mundial de crudo.

Esta situación ha provocado que diversos expertos adviertan que la OPEP volverá a dominar con puño de hierro el mercado energético mundial. Ed Crooks, vicepresidente de Wood Mackenzie, explicaba en su último informe que "a medio plazo, los países centrales del cártel y el grupo en su conjunto desempeñarán de nuevo un papel clave en el mercado". Aunque en este caso pone más el foco en una caída de la producción de Occidente. "Los países fuera de la OPEP vivan una desaceleración constante de su producción esta década y unas caídas absolutas en la siguiente, en particular en EEUU".

En ese sentido, Crooks cree que EEUU vivirá una historia de auge y caída y que de los restos de esta potencia productora que pocos esperaban hace no tanto, nacerá un nuevo mercado donde la OPEP dominará con puño de hierro, tal y como ha pasado en las pasadas décadas. Tras su formación, en los años 70, el cártel era el responsable del 50% del crudo que se producía a nivel mundial y, desde entonces, siempre ha estado acaparando entre el 30% y el 40%.

Ahora la cuota de mercado se ha reducido a un histórico 28%. Una situación que ha permitido a EEUU desafiar a todo el club en su conjunto, con un dominio del 21% de la producción petrolera mundial. Sin embargo, el experto señala que EEUU está sacando el máximo partido posible de sus recursos (solo tiene un 2,1% de las reservas mundiales frente al 80% de la OPEP) y que la tendencia será una vuelta hacia la OPEP. "En los próximos años Oriente Medio volverá a tener una importancia crítica en el mercado como en los años sesenta y setenta".

El final del reinado de EEUU

La 'caída de la producción' de EEUU es algo con lo que, por el momento, cuentan la gran parte de analistas e instituciones relacionadas con la energía. El propio gobierno de EEUU da por hecho que el pico de producción de 13,3 millones de barriles de 2023 se mantendrá sin otra expansión este año y de hecho, casi todo el año se saldará con una disminución. "Prevemos una disminución de la producción hasta diciembre y no se volverán a los niveles actuales hasta febrero de 2025", explica el Departamento de Energía en su último informe. Entonces su músculo petrolero crecerá hasta los 13,4 millones de barriles, pero se quedará estancado con un leve crecimiento. Un frenazo importante tras haberse disparado la producción un 7,3% el año pasado.

Desde la OPEP no hablan abiertamente de EEUU pero dan por hecha una ralentización de los 'países fuera del grupo'- En su último informe, el cártel habla de que su producción aumentará solo 1,2 millones de barriles diarios en 2024 y 1,27 millones en 2025. Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía hablaba este mes de una desaceleración drástica de EEUU de entre 120.000 barriles diarios de nueva producción a 170.000. Se trata de un auténtico cambio de paradigma tras poner sobre la mesa 1,02 millones de barriles diarios nuevos este 2023.

Desde Economist Intelligence Unit (EIU), por su parte, se atreven a hablar de un periodo más allá de 2025, en el que la OPEP puede retornar a su trono. "Vemos una disminución de inversión en exploración que acabe con este crecimiento". Desde Backer Hugues explicaban que la menor inversión de EEUU en proyectos de prospección ha sido compensada pues "a pesar de que hay un 20% menos de plataformas (505 en total) el incremento de la producción a través del 'fracking' ha crecido y representa ya dos tercios del total, compensando la caída de la perforación total".

"Las empresas más grandes están pensando en reducir costes, reducir perforaciones y maximizar el retorno para los accionistas"

En ese sentido desde EIU señalan que, a medida que pasen los años esto irá minando la capacidad productiva de EEUU. "Muchos pozos que empezaron a operar en años pasados están empezando a funcionar por lo que no se notará esta tendencia hasta próximos años" explican los analistas de EIU. Sin embargo, matizan que "muchas grandes petroleras han indicado un cambio de enfoque hacia una mayor disciplina fiscal, reduciendo inversiones en favor de recompras y dividendos mientras que los costes de exploración y producción de la Cuenca Pérmica se han disparado un 17%". En ese sentido, los analistas concluyen con que "la rentabilidad caerá y, en consecuencia, el ritmo de perforación se reducirá" provocando "una producción ligeramente menor a partir de 2025", que irá acrecentando año a año.

Este es un punto de vista que comparten los analistas de Morningstar, que han explicado en un reciente informe sobre el sector petrolero en el que remarcaban que la ola de fusiones y adquisiciones que se está dando al calor del 'boom' de la Cuenca Pérmica, está anticipando un cambio de ciclo. "Las empresas más grandes están pensando en reducir costes, reducir perforaciones y maximizar el retorno para los accionistas" mientras que, hasta ahora, "había un enfoque en maximizar el crecimiento". En consecuencia "va a haber menos plataformas petroleras y se van a eliminar pozos menos rentables".

Canadá también cae

Otro de los grandes actores que han empujado contra el dominio de la OPEP, quitándole parte de su cuota de mercado, ha sido Canadá. Con una producción de 4,8 millones de barriles diarios, el país está en su mejor momento gracias a un auténtico 'boom' en regiones como Alberta que, por sí sola, fue la responsable de 4,3 millones de barriles, el 80% de toda la oferta de Canadá. Sin embargo, el cuarto mayor productor de todo el planeta se encuentra en problemas a medio y largo plazo.

Sin embargo, los objetivos climáticos del país y una menor rentabilidad provocarán, posiblemente, una industria del petróleo con cada vez menos oferta de crudo. Al menos es lo que opina el regulador energético de la propia Canadá, pues su ministro Jonatan Wilkinson, advirtió el año pasado en un informe que esperan una reducción paulatina año tras año que finalice en 2050. Para entonces esperan que su producción sea solo de 1,2 millones de barriles, es decir una caída de más del 76% de toda su producción. En cualquier caso, la ralentización de su industria está prácticamente garantizada por sus propias compañías, pues la patronal del sector, Canadian Association of Petroleum Producers, espera una "desaceleración sostenida del 1%.

Otros actores que se han convertido en las grandes revelaciones del sector como Guyana o Brasil, sí que esperan un crecimiento de su industria, aunque no sería lo suficientemente fuerte como para justificar que el de la OPEP no le rebase con claridad. De hecho, el país de habla portuguesa ya está en la órbita del grupo tras haberse unido este 2023 a sus aliados (OPEP+), con un estatus parecido al de Rusia. En cualquier caso, a falta de una sorpresa, esta reducción de las remesas de Occidente e impulso de las de Oriente Medio anticipan el temor de que el actual contexto sea solo temporal y que los viejos 'reyes del oro negro' vuelvan a imponer su ley en los mercados del mundo.

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