Economía

La inflación de la eurozona cae hasta el 2,6% en febrero, pero no servirá para que el BCE mueva ficha con las bajadas de tipos

  • Tanto el IPC general como el subyacente desaceleran menos de lo esperado
  • La desaceleración en la tasa general se debe especialmente a los alimentos
  • Capital Economics: "Es el último clavo en el ataúd para un recorte del BCE en abril"
Foto: Alamy

La inflación siguió relajándose en la eurozona en febrero. El Índice de Precios al Consumo (IPC) conjunto de las economías del euro desaceleró de un crecimiento interanual del 2,8% en enero a un 2,6% el mes pasado, según los datos publicados este viernes por Eurostat. Aunque la lectura es la más baja desde el 2,4% registrado en noviembre, supera el 2,5% que vaticinaban los analistas. Por su parte, el IPC subyacente (excluyendo energía, alimentos, alcohol y tabaco), retrocede del 3,3% al 3,1%, el dato más bajo desde marzo de 2022 (mínimo de 23 meses). Al igual que con la tasa general, el descenso es menor del anticipado por el consenso de economistas, que apostaban por un 2,9%. Esta desaceleración más suave de lo aventurado apuntala la calma que está mostrando el Banco Central Europeo (BCE) ante posibles bajadas de los tipos de interés.

La inflación de la energía subió como se esperaba con algunos países europeos retirando las medidas de apoyo a los hoagres en la factura eléctrica, pero se vio compensada con creces por los continuados descensos de la inflación de los alimentos y de la inflación subyacente. La inflación de los alimentos, responsable prácticamente de la mitad de la caída, siguió cayendo hasta el 4% interanual (5,6% en enero), mientras que la energía sigue sumida en la deflación, con un -3,7% interanual, si bien la lectura de enero fue de un -6,1%. La inflación de bienes duraderos bajó del 2% a solo el 1,6%, demostrando que las presiones inflacionistas derivadas de las perturbaciones en el Mar Rojo aún no se han materializado. En tasa intermensual, el IPC general subió un 0,6% y el subyacente un

La nota preocupante la volvieron a dar los servicios, cuya inflación interanual únicamente cayó del 4% al 3,9%. Este tímido descenso confirma que la lectura de enero no fue algo puntual o propio de los comienzos de año y abonan los temores a unas presiones de precios en el sector muy vinculadas para el BCE a las presiones salariales que tanto vigilan. "La desinflación de los servicios se había estancado en los meses anteriores debido a factores técnicos y excepcionales, por lo que esperábamos un mayor descenso en febrero cuando cesaran esos efectos", reconoce Jack Allen-Reynolds, analista de Capital Economics. En tasa intermensual, los servicios repuntaron un 0,8%.

Para los economistas de la casa de análisis, estos datos de febrero son "el último clavo en el ataúd para un recorte de los tipos de interés en abril" y confirman el escenario que se ha ido abriendo paso en los mercados: el de un primer recorte en junio, cuando además los funcionarios del banco central ya tengan en sus manos los datos de salarios negociados del primer trimestre de 2024. Los swaps dan apenas un 22% de opciones de un primer recorte en abril y un 95% a la bajada en junio. Para el conjunto del año, el mercado descuento unos 92 puntos básicos de recorte de tipos que no llegan a las cuatro bajadas de 25 puntos básicos (100 en total). Hace poco más de un mes el mercado contemplaba hasta seis bajadas este año.

"La mayoría de los responsables políticos del BCE han mantenido la opinión de que necesitan más tiempo para convencerse de que la inflación caerá de forma sostenible hasta el 2%. Los datos de inflación de febrero habrán reforzado esa convicción. Por lo tanto, no se producirá un recorte de los tipos de interés en abril", escribe en una nota rápida Allen-Reynolds. "Para los próximos meses, el panorama general de la inflación parece relativamente benigno. Aún así, con el desempleo en mínimos históricos y sin la economía en recesión, el BCE no se sentirá presionado a recortar los tipos mientras persistan las preocupaciones en torno a la inflación de los servicios", sintetiza Bert Colijn, economista de ING.

"A primera vista, la caída de la inflación de la zona del euro del 2,8% en enero al 2,6% en febrero debería ser un impulso para las 'palomas' en el Consejo de Gobierno del BCE. Sin embargo, gran parte de la caída se debe al efecto base por la comparativa con un febrero de 2023 con fuerte aumento de precios. De hecho, el impulso de los precios a corto plazo ha repuntado un poco. La caída de la tasa subyacente no puede ocultar este hecho", opina Christoph Weil, economista de Commerzbank. En términos desestacionalizados, el índice subyacente aumentó un 0,4% en febrero en comparación con enero. Esto significa que la media móvil de cinco meses también ha girado al alza, aclara Weil.

"Dados los fuertes aumentos salariales, esta evolución no es sorprendente. Según las estimaciones del BCE, es probable que los salarios negociados colectivamente suban una media del 4,5% este año, un ritmo similar al registrado en el cuarto trimestre de 2023. El aumento de los costes salariales está teniendo un impacto cada vez mayor, especialmente en el sector de los servicios, a menudo intensivo en mano de obra. Además, a medida que los precios de la energía se estabilizan, el efecto amortiguador de los precios por este lado está disminuyendo", explica el economista del banco alemán. Weil aprecia claro riesgo de que la inflación subyacente se estabilice en el 3%, notablemente por encima del objetivo del 2% del BCE.

Ese cuadro no cierra la puerta a los recortes, más con una economía que ha estado trimestres estancada, pero sí puede ralentizar la determinación del banco central con el relajamiento de sus políticas. "El BCE sigue confiando en poder resolver el problema de la inflación. En consecuencia, muchos representantes del banco central hablan de recortes de los tipos de interés, y es probable que baje realmente sus tipos de interés a partir de junio. Para el primer trimestre de 2025, es probable que reduzca el tipo de depósito del 4% actual al 3% en cuatro etapas de 25 puntos básicos cada una. Sin embargo, si a más tardar en la primavera de 2025 se pone de manifiesto que la inflación se está estabilizando muy por encima del 2%, es probable que el BCE detenga su proceso de reducción de los tipos de interés", remacha el experto de Commerzbank.

Distintas velocidades según los países

Los dos primeros datos de inflación europeos conocidos este jueves confirmaron la tónica de desinflación, aunque variando en las velocidades. El dato de Francia, publicado primero, mostraba una desaceleración del IPC del 3,1% interanual al 2,9% en febrero, por encima del 2,7% esperado por los economistas. Aunque se esperaba un descenso tímido por la retirada de medidas de apoyo a los hogares en la factura eléctrica, la desaceleración menor de lo esperado confirma que el camino será bastante progresivo. En España, la desaceleración del IPC del 3,4% al 2,8% en febrero sí se ajustó a las previsiones. La tasa subyacente (sin alimentos frescos ni energía) cayó dos décimas hasta el 3,4%.

Pero el dato que más se esperaba era el de Alemania, donde la inflación cayó en febrero más de lo esperado: del 2,9% al 2,5%. Sin embargo, esto se debió únicamente a una inflación mucho más débil de los precios de los alimentos. La tasa de inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos, a menudo muy volátiles, se situó en el 3,4%, al igual que el mes anterior. Esto se ha reflejado en los datos europeos de este viernes.

En el repaso al desglose de países, se aprecia cómo las diferencias en la velocidad de la desinflación dentro de los países siguen siendo significativas, con un IPC armonizado que oscila entre el 0,7% interanual de Letonia y el 4,8% interanual de Croacia.

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