Economía

La economía jaguar de crecimiento y deflación de América Latina que sigue el éxito de los tigres asiáticos

  • BofA compara el 'jaguar' de Costa Rica con 'tigres' como Taiwán o Corea del Sur
  • El país centroamericano presume de crecimiento gracias a las exportaciones
  • El nearshoring por su cercanía con EEUU explica gran parte de este éxito
Ejemplar de jaguar en la zona de América Central. Foto: Alamy

Otro felino anda suelto en la espesura de la economía mundial. Si durante décadas se ha hablado de los tigres asiáticos para referirse a las economías del este del continente que experimentaron una rápida industrialización a partir de los 60 y mantuvieron tasas de crecimiento excepcionalmente altas, ahora aparecido un jaguar en Centroamérica. Así es como denominan los economistas de Bank of America (BofA) a la revelación económica de América Latina, una Costa Rica que puede presumir de un enigma para los tiempos que corren: unas elevadas tasas de crecimiento combinadas no con una baja inflación, sino con deflación. Todo lo contrario de la siempre temida estanflación.

Basta un vistazo a los tres principales indicadores económicos de un país para comprobar el rugido del jaguar, animal presente en esta zona geográfica: el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 5,1% en 2023, el Índice de Precios al Consumo (IPC) fue del -1,87% interanual en enero y los tipos de interés están en el 5,75% después de que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) los empezara a recortar en febrero del año pasado desde un máximo del 9%.

La fotografía completa del 'milagro' muestra un pico de inflación del 12,13% en agosto de 2022 y un valle del -3,3% un año después y tres lecturas de PIB por encima del 1% intertrimestral en los últimos tres trimestres del año pasado (2,5%, 1,3% y 1,8%). Dentro del crecimiento de 2023 destacó el avance de las exportaciones de bienes y servicios (10,5%) y la inversión (8,6%). Las exportaciones de bienes y servicios han crecido a tasas superiores al 10% durante tres años consecutivos. El BCCR prevé un crecimiento medio del PIB del 4% para 2024 y 2025 y que la inflación general y la subyacente retornarán al rango de tolerancia alrededor de la meta (entre el 2% y el 4%) en el cuarto trimestre del 2024.

"Costa Rica está logrando una notable combinación de fuerte crecimiento y deflación. Creemos que este aparente enigma puede explicarse porque el crecimiento de Costa Rica se ha orientado más hacia la exportación desde el estallido de la pandemia. Vemos una analogía con las economías tigre del este asiático que se desarrollaron rápidamente a partir de los años 60 centrándose en la acumulación de capital, las manufacturas orientadas a la exportación y el desarrollo del capital humano", introducen en su informe tras viajar a San José, capital del país centroamericano, los estrategas de BofA Alexander Müller, Pedro Diaz, Lucas Martin y Jane Brauer. El apelativo de tigres asiáticos se ha empleado esencialmente con Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong.

En el caso de Costa Rica, destacan los autores del informe del banco americano, la economía jaguar no solo ha emulado la fórmula del éxito de los tigres asiáticos, sino que además el país se encuentra actualmente en un nivel de desarrollo económico superior al que tenían esas economías en los años 60 y su mano de obra presenta unos indicadores de educación y salud elevados en comparación con la región. Además, resaltan, la combinación de exportaciones de Costa Rica no se limita a los productos manufacturados, sino que incluye una parte significativa de servicios no turísticos.

Otra diferencia, señalan estos economistas, es que hay menos intervención estatal que en Asia Oriental, aunque reconocen que la política de zonas de libre comercio de Costa Rica es claramente parte del éxito: "Una característica única de Costa Rica es que sus zonas de libre comercio no están restringidas a lugares geográficos concretos. Se trata de un régimen fiscal diferenciado al que puede acogerse cualquier empresa que cumpla los requisitos, tanto en bienes como en servicios. En nuestra opinión, esta flexibilidad es un motor importante del rendimiento superior de este sector".

Una de las tendencias mundiales de las que se ha beneficiado Costa Rica desde que la pandemia alterara las cadenas de suministro mundiales es el nearshoring. El golpe sufrido en el transporte de mercancías en los inicios del covid ha provocado que muchos países hayan abogado por la relocalización. Pero como el proceso de traerse la producción directamente a casa puede salir muy caro, se opta por un paso intermedio: externalizar esta producción en un país con costes más competitivos pero que esté más cerca para evitar disrupciones como las experimentadas con China, la tradicional 'fábrica del mundo'. Ni que decir tiene que, como ocurre con México, la cercanía geográfica a EEUU es un plus para Costa Rica. Los costarricenses afirman que existen pruebas tangibles de la deslocalización de inversiones estadounidenses al país (Intel, Johnson & Johnson, Abbot, entre otras), principalmente en las zonas francas orientadas a la exportación.

"Los acuerdos comerciales con EEUU han ayudado a la mayoría de los países de América Central y el Caribe a mejorar sus exportaciones hacia el sector manufacturero, siendo El Salvador, Costa Rica y la República Dominicana los que más éxito han tenido. Sus porcentajes de exportación de mercancías están por encima de la media regional y oscilan entre el 75% (El Salvador) y el 57% (República Dominicana). De estos países, las exportaciones de manufacturas más avanzadas corresponden a Costa Rica (dispositivos médicos, sector aeroespacial, componentes informáticos y electrónicos y productos farmacéuticos)", explican en un informe de Crédito y Caución los analistas Greetje Frankena y Dana Bodnar. Pese al influjo estadounidense, estos expertos destacan el papel creciente de China en el intercambio comercial con estos países.

El crecimiento impulsado por las exportaciones está teniendo al menos tres efectos deseables adicionales en la macroeconomía: un descenso de la tasa natural de desempleo, con implicaciones favorables para la política monetaria; una mejora de la balanza de pagos y posiblemente un valor intrínseco más fuerte del colón costarricense, la divisa del país, que puede ser crítico para reducir el coeficiente de deuda pública.

"El PIB impulsado por las exportaciones es una forma mucho más sana de crecer para una economía, en comparación con las expansiones impulsadas por la demanda del sector público o el consumo-deuda, que son menos sostenibles por su proclividad a crear desequilibrios macroeconómicos", subrayan desde BofA. Los analistas del banco americano también destacan como puntos brillantes de la economía de Costa Rica un auge en la construcción de propiedades de lujo a lo largo de la costa de Guanacaste y un sólido 'efecto goteo' (fluyendo de arriba a abajo) del crecimiento económico entre la población.

También se observan mejoras en la financiación. Por el lado de la financiación, la inversión extranjera directa (IED) neta es fuerte (por encima del 4% del PIB, casi triplicando el déficit por cuenta corriente). La IED neta creció un 19% interanual en los tres primeros trimestres de 2023. Además, Costa Rica está recibiendo grandes préstamos de instituciones multilaterales y el acceso del gobierno a los mercados es mucho mejor que hace unos años.

"Costa Rica es uno de los pocos países de Latinoamérica, en nuestra opinión, donde la economía parece estar en vías de lograr un progreso sustancial y sostenido. Algunos lugareños contraatacan diciendo que la delincuencia va en aumento o criticando el estilo de hacer política del Gobierno (avinagrado con la prensa y los partidos de la oposición). No obstante, el panorama general parece bastante positivo si se contrasta con el de la región", concretan los analistas. El presidente actual (desde 2022) es Rodrigo Chaves Robles del Partido Progreso Social Democrático. Su antecesor en el cargo fue Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana y llegado al poder en 2018, si bien fue ministro desde 2014.

La encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INEC) estima que la tasa de pobreza cayó al 21,8% en 2023 (desde el 23% en 2022). Otros datos de alta frecuencia muestran que los salarios reales están creciendo un 14% interanual (diciembre de 2023, último dato). Por el contrario, algunas asociaciones empresariales se quejan de que la apreciación del colón costarricense está erosionando la competitividad de costes de los productores nacionales.

Los datos de empleo secundan la estampa. La tasa de desempleo de Costa Rica descendió hasta el 7,3% en el cuarto trimestre de 2023 desde el 11,7% unos 12 meses antes. Es el dato más bajo del que se tiene constancia, muy por debajo de lo que el consenso considera la tasa natural de desempleo (en torno al 10%, como la mediana histórica). Los economistas suelen decir que el desempleo estructural en Costa Rica es alto porque la cuña fiscal sobre los costes laborales imputables a la Seguridad Social duplica la media de la OCDE, entre otras razones. Sin embargo, actualmente, con una tasa del 7,3%, la economía no presenta síntomas de recalentamiento. De hecho, el número de trabajadores ocupados cayó un 4,2% interanual en el último cuarto del año pasado, lo que resulta muy desconcertante para una economía que creció más del 5% en 2023, resaltan desde BofA.

"En nuestra interpretación, la disminución estructural de la tasa de desempleo también debe estar relacionada con el crecimiento impulsado por las exportaciones. Entre 2019 (antes de la pandemia) y 2023, las exportaciones de bienes de zonas francas pasaron del 9,6% del PIB al 13,7% del PIB, mientras que las exportaciones de servicios no turísticos aumentaron al 12% del PIB (desde el 10,7%) impulsadas por los servicios profesionales. Se trata de actividades intensivas en mano de obra que operan predominantemente en el sector formal y pagan salarios más altos. Están absorbiendo puestos de trabajo de los sectores menos productivos, más informales y no comercializables", desarrollan los cuatro expertos del banco estadounidense.

Esta dinámica fomenta la ecuación mágica de un mayor crecimiento económico y una tasa de desempleo más baja sin avivar la inflación, lo que será bienvenido por el BCCR. "Creemos que la deflación se debe a la apreciación del tipo de cambio, a la regulación flexible de los precios de los combustibles y los alimentos (las variaciones internacionales se trasladan rápidamente a los consumidores) y a un mercado laboral menos tenso de lo que cabría suponer observando simplemente la tasa de desempleo. De cara al futuro, esperamos que el BCCR efectúe recortes junto con la Reserva Federal estadounidense en 2024 (25 puntos en junio, septiembre y diciembre), situando el tipo de interés oficial en el 5%. Para 2025, esperamos dos recortes adicionales de 25 pb", vaticinan desde BofA.

Más optimismo por delante

Las buenas sensaciones se trasladan a las previsiones. El promedio de 4% en el crecimiento para el bienio 2024-2025 telegrafiado por el BCCR en sus proyecciones estaría impulsado, principalmente, según el organismo por la demanda interna, en particular por la inversión y el consumo de hogares. El ritmo de crecimiento de la demanda externa se moderaría con respecto al 2023, debido a la desaceleración prevista en la actividad económica de nuestros principales socios comerciales, reconoce el banco central.

"Hemos revisado al alza nuestras previsiones de crecimiento del PIB para 2024, hasta el 4,2% (desde el 3,8%), y 2025, hasta el 3,8% (desde el 3,5%). La productividad laboral en Costa Rica está creciendo cinco veces más rápido que en EEUU. Los salarios reales están creciendo al ritmo más rápido en más de 20 años. Estas son señales de algo que los economistas llaman el efecto Balassa-Samuelson, que fortalece el tipo de cambio real. De ahí que también hayamos cambiado nuestras previsiones del cruce dólar americano/colón a 505 (a finales de 2024) y 518 (a finales de 2025)", avanzan los economistas de BofA.

El broche de oro es la constante reducción del déficit por cuenta corriente (los gastos superan a los ingresos) en la balanza de pagos. Desde BofA estiman que se redujo al 1,5% del PIB en 2023, desde el 3,7% en 2022, por debajo de su media a largo plazo (4%): "De entrada, el déficit parece pequeño para un año en el que los precios del petróleo fueron relativamente altos (80 dólares el barril en promedio), se suponía que el tipo de cambio estaba sobrevalorado (eso dicen los locales), y la economía creció por encima del 5%, presionando la demanda de importaciones. Sin embargo, eso pasa por alto lo que ocurre en la parte de la ecuación correspondiente a las exportaciones".

Como recuerdan los autores del informe, las exportaciones de bienes de las zonas francas y las exportaciones de servicios han aumentado mucho en comparación con el año anterior a la pandemia. "En nuestra opinión, este cambio es estructural y debería verse reforzado por la deslocalización de las inversiones estadounidenses hacia las zonas francas. Prevemos un déficit por cuenta corriente del 1,7% del PIB para 2024 y 2025 (frente al 2,5% y el 2,7% de nuestro escenario anterior, respectivamente)", cierra el equipo de Bank of America.

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