Opinión

Italia, España y la gestión de los fondos Next Generation

La decisión de la Comisión Europea de retrasar el desembolso del tercer tramo de los fondos europeos a Italia, dotado de 19.000 millones de euros, para estudiar con una evaluación complementaria el avance de los hitos y objetivos, pone en evidencia la importancia de contar con un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia posible de ejecutar tanto desde el plano de las inversiones desplegadas como de las reformas estructurales.

Sin entrar a cuestionar la situación italiana, con un cambio de gobierno en el transcurso de la ejecución de su propio plan para desplegar los fondos europeos, sí es necesario hacer algunas consideraciones que ponen de manifiesto que, cuando hablamos de los fondos europeos y de los planes de cada país para llevarlos a buen término, no hablamos de proyectos de Gobiernos de uno u otro color, sino de proyectos de país que deben contar con el apoyo, el esfuerzo y el acuerdo entre todos. El ejemplo italiano sirve para ver similitudes y diferencias con la situación española.

Italia ha pasado de un gobierno profundamente europeísta presidido por Mario Draghi, a un gobierno de ultraderecha presidido por Giorgia Meloni, que no cree ni comparte la hoja de ruta diseñada por Italia antes de su mandato. Esto produce situaciones como la que están viviendo, en la que la Comisión Europea pide más tiempo para evaluar las inversiones y reformas que se están llevando a cabo para realizar un tercer desembolso.

Meloni cambia la hoja de ruta europeísta y siembra dudas en la Comisión Europea

España vive un contexto completamente distinto gracias al compromiso en el despliegue de inversiones y en la ejecución de reformas estructurales que está demostrando el Gobierno pero no por el comportamiento de las formaciones de derecha, a las que nunca ha importado poner en riesgo el desembolso de los fondos europeos sujeto a reformas que han rechazado, sin argumentos y con una oposición frontal como la reforma laboral o la reforma del sistema público de pensiones, que se han producido en el marco del diálogo y el acuerdo social y contaban con el visto bueno de la Comisión Europea.

Estas reformas forman parte de los hitos fundamentales del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a cumplir para poder recibir el desembolso de fondos en tiempo y forma según el calendario previsto, y de no aprobarse, España podría estar abocada a una situación como la italiana. Suman ya 37.000 millones de euros recibidos tras cumplir 23 hitos y 6 objetivos, entre ellos la primera parte de la reforma del sistema público de pensiones o la reforma laboral, a los que se dio cumplimiento a lo largo del primer semestre de 2022.

De hecho, el Gobierno trabaja ya en la solicitud del cuarto. De hecho, nuestro país ha recibido ya el tercer desembolso de 6.000 millones de euros, que ascenderá a 10.000 millones de euros y está culminando la elaboración de la adenda para movilizar el 100% de los recursos asignados. Con la adenda se movilizarán 94.300 millones de euros de fondos europeos adicionales, que se integrarán por 84.000 millones de euros en préstamos, 7.700 millones de euros de transferencias adicionales y casi 2.600 millones de euros del nuevo mecanismo REPowerEU.

Todo ello pone de manifiesto que España es un país que cumple sus compromisos, que ha acelerado el despliegue de las reformas y que, además, está alcanzando una velocidad de crucero en el despliegue de todas las inversiones.

La diferencia entre la gestión de los fondos europeos por parte de Italia y España, los dos mayores receptores de estos recursos de la Unión Europea, evidencia varias cuestiones en clave de política nacional pero, sobre todo, conducen a una reflexión general.

Los fondos Next Generation EU es la mayor movilización de recursos públicos de la historia de la Unión Europea y deben servir para que países como España avancen gracias a las inversiones y reformas dirigidas a aumentar la productividad y el crecimiento potencial, hacia una España verde, digital, inclusiva, con mayor cohesión social y territorial, y sin brechas de género.

La política debe renunciar a sus dogmas ante las oportunidades económicas

Esto obliga a la política a renunciar a dogmas y poner los intereses del país y de la ciudadanía por encima de los intereses partidistas. Estos fondos no son solo del Gobierno de España, lo son de todo el conjunto del país, y obligan a ejecutarlos en los próximos años con responsabilidad, altura de miras y unidad. El ejemplo de Italia pone contra el espejo a la oposición en España, que no entiende la importancia de lo que está en riesgo si no articulamos todas las reformas estructurales a las que nos hemos comprometido como país.

La actuación ante reformas clave como la del modelo de relaciones laborales o la del sistema público de pensiones deja en una posición de absoluta deslealtad y deslegitimación a las formaciones políticas de derechas que aspiran a gobernar porque han demostrado con hechos que son incapaces de defender los intereses de España cuando no gobiernan el país.

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