Retail - Consumo

El valor de lo efímero: cómo gestionar una crisis reputacional en tiempos de influencia

Personas influyentes ha habido siempre, pero la autoridad que tienen hoy en día es algo que nunca habíamos experimentado antes. En los últimos años, las nuevas tendencias de consumo y la consolidación de las redes sociales han aupado a hombros a los "influencers", dotándoles de un poder casi divino para ensalzar o destruir todo aquello que tienen a su alcance.

Analizando un caso reciente, como es el de Pans and Company y el cantante C. Tangana, es evidente que la reputación de una marca sigue representando uno de sus activos más importantes. Para entender rápidamente lo sucedido, solo tenemos que enumerar los ingredientes que se mezclaron para generar la tormenta perfecta en la que se vio sumida la compañía de comida rápida.

Por un lado, contamos con un escenario en el que se dieron cita dos monstruos de la comunicación en el sector periodístico y musical de nuestro país. Tenemos a Jordi Évole, el periodista que conduce un programa que se emite en prime time, y al cantante C. Tangana, también en su momento de máximo prime tras el estreno de su documental autobiográfico.

El cantante acusó a Pans and Company de haberle brindado unas condiciones laborales precarias cuando estuvo trabajando en la compañía, varios años atrás. Pero la cosa no quedó ahí, y añadió también que todavía le debían dinero por horas trabajadas no retribuidas y, por si fuera poco, invitó a la audiencia a no volver a "comer a un puto Pans en su vida".

Es probable que aquellos que no visteis el episodio no sepáis que el artista también "arremetió" contra otras marcas muy reconocidas, como la discográfica Sony o el programa de televisión Operación Triunfo. Pero lo hizo de una forma mucho más comedida y sin la violencia utilizada contra la compañía de restauración para la que trabajó. Como dice el proverbio japonés, el clavo que sobresale recibe más golpes.

Durante la emisión del programa, las redes sociales se inundaron de comentarios dirigidos a la compañía por lo relatado por C. Tangana, también conocido como Pucho. Esto, unido al hecho de que personajes públicos como Yolanda Díaz se unieran a la crítica desde sus perfiles sociales, inició una tormenta perfecta que hizo tambalear la reputación de la marca, acentuándose en los siguientes días en cuanto los medios de comunicación se hicieron eco de lo acontecido.

A las 23:30, #LoDePucho ya era tendencia en Twitter, generando un volumen de más de seis mil tuits en los días siguientes. Según Google Trends, la búsqueda del término "Pans and Company" alcanzó el índice máximo de popularidad (100) durante la semana del 21 al 27 de enero, siete días después de la emisión del programa. Además, se registraron más de un centenar de impactos en medios de comunicación españoles en el mismo periodo.

Por parte del Grupo Ibersol, propietaria de la marca, únicamente se compartió un comunicado reactivo con aquellos medios que dirigieron preguntas sobre las declaraciones del artista, alegando un cambio en la propiedad de la compañía y la apertura de una "investigación" para analizar dichos hechos. Pese al "gran" revuelo mediático, no hubo respuestas o comentarios en redes sociales, donde su presencia es cada vez menor. No hubo comunicado oficial ni comparecencia de representantes o portavoces.

Pero ¿hasta cuándo duró el escarnio "público" contra la marca? El suceso dejó de ser uno de los diez temas del momento en Twitter (ahora X) en menos de 24 horas. El volumen de búsquedas en Google relativas a la compañía volvió a sus cifras habituales solo una semana después. En cuanto a la prensa, no hubo más de cinco artículos relativos al tema en medios online de primera línea a partir del sexto día posterior a la noticia.

Sin duda, más allá de que el gancho certero dirigido por el cantante a los cimientos corporativos de Pans and Company haya servido para volver a visibilizar la precariedad laboral del empleo juvenil en España, el tiempo dirá si la estrategia de la marca ha sido adecuada o, al menos, efectiva. Por ahora, los números hablan por sí solos. No comunicar también es una estrategia y, sin duda, evitar la refriega mediática con un peso pesado como C. Tangana parece haber sido una opción inteligente. En estos casos siempre es aconsejable contar con una agencia de comunicación que pueda dar apoyo en un hipotético caso de crisis y estar preparados, porque la planificación estratégica lo es todo. Lo que es evidente es que la compañía ha sabido dimensionar muy bien la magnitud de la crisis: el suflé mediático se ha enfriado rápidamente. ¿Cuánto de todo esto quedará en la mente de la población?

Seguramente, dentro de unos meses estarás disfrutando de un bocadillo en un Pans & Company sin acordarte de lo sucedido o, al menos, sin darle la importancia suficiente como para no hacerlo. Marcas como Volkswagen (Dieselgate), Coca-Cola (Cristiano Ronaldo) o Nestlé (KitKat) han protagonizado crisis reputacionales de gran magnitud, que fueron mejor o peor gestionadas, y de las cuales actualmente a duras penas nos acordamos. Porque como decía el propio Pucho, y creo que es totalmente extrapolable a las marcas: "La exposición siempre me ha dado mucho miedo, luego te das cuenta de que tú no le importas a nadie".

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