Tecnología

El hormigón que revolucionará la construcción: más resistente, más barato, no usa cemento y utiliza CO2 capturado

  • Sus responsables aseguran que cada bloque secuestra 1kg de CO2
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En el sector de la construcción, uno de los materiales más empleados es el hormigón. Este compuesto principalmente por cemento, arena, grava y agua posee una gran resistencia y durabilidad, lo cual lo convierte en una sustancia idónea para soportar grandes pesos a cambio de un coste moderado. Sin embargo, el hormigón no solo comporta ventajas, sino que su elaboración implica notables inconvenientes, como un elevado consumo tanto de agua como de materias primas o unas elevadas emisiones de CO2.

En este sentido, diversas iniciativas por todo el mundo tratan de innovar e introducir mejoras en el proceso de fabricación con el objetivo de reducir la cantidad de dióxido de carbono que emiten a la atmósfera. O como en el caso de CarbiCrete, crear hormigón con un balance de emisiones de carbono negativo.

CarbiCrete es una compañía tecnológica canadiense (con sede en Montreal) dedicada al desarrollo de soluciones que contribuyan a reducir la huella de carbono en el sector de la construcción. Su tecnología patentada, desarrollada en la Universidad McGill, permite fabricar hormigón con emisiones de CO2 negativas. ¿Cómo lo consiguen? Evitando el cemento y capturando dióxido de carbono.

Por un lado, este hormigón no emplea cemento como ingrediente principal, sino que lo sustituye por escoria procedente de las fábricas de acero. La escoria es un subproducto generado durante diversos procesos de fundición en la industria metalúrgica. Y aunque en muchas ocasiones suele tratarse para ser reutilizado, también es frecuente que se deseche; de ahí el primer valor añadido del hormigón de CarbiCrete, que en cuyo caso emplea escoria resultante de las plantas productoras de acero.

Por otro lado, durante el proceso de elaboración de este hormigón se inyecta CO2. El dióxido de carbono reacciona con la escoria convirtiéndose "en carbonatos de calcio estables, llenando los huecos de la matriz para formar una estructura densa y dando resistencia al hormigón". Así, además de otorgarle densidad y resistencia, el hormigón logra contener y almacenar en sí mismo el CO2 previamente capturado en otros procesos ajenos.

De emitir dos kg a secuestrar uno

Por tanto, no solo aprovecha materiales que de otra forma serían desechos, sino que, además, evita que se emita CO2 a la atmósfera y obtiene de este gas un beneficio para su propio producto. "Es más barato, más ecológico y tiene las mismas propiedades o incluso mejores que los bloques de cemento", afirmaba en un artículo en la revista Nature Mehrdad Mahoutian, cofundador de la compañía.

Cada año se producen aproximadamente unas 4.600 millones de toneladas de hormigón, y se calcula que este proceso es el responsable de aproximadamente el 5% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Según indica la compañía, mientras que un bloque de 17 kilos de hormigón tradicional libera 2 kilos de CO2, el hormigón de CarbiCrete abrorbe un kilogramo.

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