Economía

El fracaso de los fijos discontinuos se convierte en un lastre para la calidad del empleo

Foto: iStock

Incluso desde antes de su aprobación, las principales críticas a la reforma laboral se centraron en el impulso que daba a la figura de los contratos fijos discontinuos como alternativa a los temporales. Mientras la oposición y varios economistas lo consideraban solo un maquillaje estadístico para 'inflar' las ratios de empleo indefinido, para el Gobierno permitía el travase desde los puestos más precarios hacia trabajos de mayor calidad. Pero dos años después, esta modalidad ha convertido en una 'oveja negra' de la que el Ejecutivo reniega como un fracaso que mantiene a muchos trabajadores en la temporalidad.

Según los últimos datos actualizdos hasta febrero, los fijos discontinuos suponían el 5,04% de los asalariados afiliados al Régimen General de la Seguridad Social. Este porcentaje supone el doble que en diciembre de 2021, cuando vio la luz la reforma laboral, pero queda algo por debajo del 5,52% registrado en el mismo mes de 2023, así como del máximo del 6,56% anotado en mayo del pasado año.

Ante estos datos, el Gobierno considera que el uso de esta figura ha tocado techo, lo que no le parece mal, ente otras cosas porque le sirve para minimizar polémicas como las provocadas por el peso de estos trabajadores en las estadísticas de desempleo —que el Ministerio de Trabajo se niega a clarificar pese al compromiso explícito de Yolanda Díaz—. Sin embargo, este peso 'residual' tiene una lectura más negativa si consideramos que los eventuales siguen siendo más del doble, el 12,7% (excluyendo, eso sí, al sector público, no afectado por la reforma laboral).

A primera vista, el dato de temporalidad es excelente. Es el mínimo histórico, con una caída de 15,2 puntos porentuales desde el 27,9% que anotaba cuando se aprobó la reforma laboral. En paralelo, los contratos indefinidos ordinarios (a tiempo completo o parcial) han elevado su peso en casi 12 puntos, pasando del 61,45% al 73,37%.

Llama la atención que el 90% de esta mejoría se concentra en el primer año en vigor de la norma. En los últimos doce meses, la temporalidad solo se ha reducido en 1,5 puntos y el peso de los indefinidos ordinarios solo ha mejorado en 1,2 puntos. Trabajo defiende que esto datos les acercan a los estándares europeos, aunque que solo haya mejorado un puesto en el ránking de países con mayor tasa de temporalidad: ha pasado de ser el segundo estado de los 27 tras Países Bajos, a mejorar para quedar el tercero después de Portugal. Una tímida mejora que el Ejectuvo achaca a que la reforma laboral no afecta al empleo público.

Pero los datos de afiliación al Régimen General muestran que la desaceleración en la tendencia hacia una mayor estabilidad del empleo es un hecho también entre las empresas privadas y la apuesta por los fijos discontinuos como reemplazo a los temporales, a modo de "empleo de transición" hacia puestos de mayor calidad ha sido un fracaso desde el momento el que no pueden aspirar a reemplazar el peso de los temporales en el mercado laboral, que a día de hoy casi triplica el suyo.

Volatilidad al alza

Aunque hay que tener en cuenta que los datos de contratos y de Seguridad Social no dicen todo sobre la calidad de estos empleos, ni reflejan su impacto completo en la rotación laboral. El indicador más aproximado es la estadística de causas bajas de afiliación, que revelan que la primera es la finalización de un contrato temporal, seguida por el pase a la inactividad de un fijo discontinuo. Los primeras provocaron a 37.625 bajas de afiliación por día laborable de media en 2023 y los segundos 17.503 (aunque estos datos fluctúan mes a mes en función de la estacionalidad del empleo. La diferencia es que los fijos discontinuos no se consideran parados en ese caso, ya que mantienen la relación contractual con su empresay saben que volverán a ser llamados (a no ser que renuncien o sean despedidos).

Quizá lo más llamativo de estos datos sea que unque los fijos discontinuos solo suponen el 5% de los afiliados, su pase a la inactividad acumula el 22% el total de las bajas de afiliación, por enciamd e otras causas como dimisiones, despidos o jubilación, cuado antes de la reforma apenas llegaban al 3%. A este porcentaje habría que sumarle los ceses de fijos discontinuos.

Para reducir esta volatilidad, la reforma laboral flexibilizó el uso de los fijos discontinuos, abriendo la puerta a su uso en más sectores (incluyendo las ETTs) sino en más supuestos, no necesariamente vinculados a los puestos "recurrentes" de carácter estacional asociados al turismo y la hostelería. Sin embargo, la estacionalidad y volatilidad golpea a estos empleos con la misma intensidad que a los temporales.

Ello en un escenario en el que el 54% de los contratos que se firman en España siguen siendo eventual. El Gobierno se da por satisfecho poque antes de la reforma eran el 90% y admite que muchos empleos no se pueden aplicar con un contrato fijo. Es decir, las empresas han convertido a indefinidos aquellos empleos que podían, especialmente los temporales de "duración indeterminada" que se cubrían con los extintos contratos por obra y servicio.

Aunque muchos otros han sido derivaos a circunstancias de la producción. La mayoría espalda a la alternativa fija discontinua a los contratos eventuales, condenándola a ser una fórmula utilizada ante todo por las ETTs. A cierre de 2023 suponían el 45,9% del total de contratos de puesta a disposición que firman esas empresas. Alcanzaron los 140.999, una cifra que equivale al 94% del total de contratos fijos discontinuos firamdos en ese mes. En la media de todo el año, el procentaje queda en el 75%.

Paro 'maquillado' y sospechas de fraude

El debate sobre la calidad de los empleos fijos discontinuos se ha visto eclipsado por la polémica sobre la situación de los fijos discontinuos inactivos. Estas personas no trabajan, pero pueden inscribirse en los servicios públicos de empleo y cobrar una prestación. Eso sí, no se consideran parados registrados, como demandantes con relación laboral. En febrero se situaron en 735,996, un 14% más que un año antes y un 213% más que en el mismo mes de 2019, cuando eran unos 234.000.

Esto ha llevado a investigadores como Florentino Felgueroso, de Fedea, a hablar de un "paro efectivo" que contaría a los parados y a estos demandantes, aunque no deja de ser una cifra orientativa. El problema es la opacidad de los datos: no se sabe a ciencia cierta cuántos exactamente de estos demandantes son fijos discontinuos y cuántos están inactivos, ya que un un demandante con relación laobral mantiene en alta su inscripción, aunque estén trabajando.

Yolanda Díaz se comprometió a publicar la información incompleta, pero tras más de un año de aplazamientos, idas y venidas, pocos son los que confían en que la vicepresidenta segunda del Gobierno cumpla su promesa. En cambio, ha centrado su estrategia en perseguir un uso supuestamente fraudulento de los fijos discontinuos en las ETTs y el resto de las empresas.

Estas campañas han sido el incentivo que muchas empresas necesitaban para rechazar el uso de esta figura, que resulta compleja de aplicar y negociar con los representantes de los trabajadores. Por ello, como ya contamos en elEconomista.es, muchos optan por renovar a los temporales, pausando los encadenamientos para no alcanzar el límite temporal que le obligaría a hacerles indefinidos ordinarios

Tampoco los trabajadores se sienten especialmente atraídos por una figura que asocian cada vez más con la precariedad de los temporales. Lo que más reprochan es el hecho de que, a diferencia de la finalización de un contrato temporal, el pase a la inactividad no conlleva indemnización por cese. Pese a que tengan garantizado el llamamiento.

WhatsAppTwitterTwitterLinkedinBeloudBeloud