Economía

El documento que saca los colores al BCE y pide una revolución de la política monetaria

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), el pasado 25 de enero en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la institución. Fotografía: Kai Pfaffenbach (Reuters).
Estrasburgo / Madridicon-related

El Parlamento Europeo ha aprobado este martes su informe anual 2023 sobre el Banco Central Europeo (BCE) en el cual, aunque reconoce que la institución monetaria legalmente "goza de independencia política", le hace una serie de críticas y peticiones. El documento ha recibido luz verde en un momento marcado por el final de las subidas de los tipos de interés y, más importante, por la incógnita de cuándo comenzarán las bajadas. Y si bien es cierto que no entra en el debate sobre el timing idóneo para abaratar el dinero, tampoco pierde la oportunidad de requerir al BCE algo que podría suponer una revolución en la política monetaria: un cambio en la forma de ver e interpretar su objetivo de inflación, o lo que es lo mismo, su razón de ser.

El BCE es, probablemente, una de las instituciones de la Unión Europea (UE) más respetadas. Su independencia y supuesto rigor en la toma de decisiones (pues las basa en números) le otorgan ventaja frente a otros organismos más ligados a la política. Sin embargo, tiene que rendir cuentas ante el Parlamento Europeo. Es por ello que la Eurocámara emite un informe todos los años sobre el banco central para que este lo tenga en consideración al gestionar la política monetaria de toda la eurozona (formada por 20 de los 27 países de la UE).

Hoy martes el Parlamento Europeo ha aprobado su informe anual 2023 del BCE. Lo ha hecho en el pleno que estos días se celebra en la sede de Estrasburgo. Han votado un total de 617 eurodiputados: 418 a favor, 157 en contra y 42 abstenciones. El debate sobre el informe fue ayer y, como es habitual, en él estuvo presente la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

Christine Lagarde compareciendo en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, este 26 de febrero, con motivo del debate del informe anual sobre el BCE de la Eurocámara. Fotografía: Raquel Enríquez. Edición: Bieito Álvarez.

"Profunda preocupación"

En su versión final (que puede consultarse aquí en inglés), el informe cuenta con 11 puntos en el apartado de consideraciones generales. Y ya en el tercero expresa "su preocupación por que el BCE corra el riesgo de perder su credibilidad si no logra llevar la inflación hasta el nivel objetivo con suficiente celeridad".

La responsabilidad principal de la entidad monetaria es garantizar la estabilidad de precios en la región del euro. Para lograrlo, se ha autoimpuesto el propósito de situar la tasa de inflación general alrededor del 2% (o en el 2% simétrico) a medio plazo. Según los datos de Eurostat, la oficina estadística de la UE, el índice de precios al consumo (IPC) de la eurozona fue del 2,8% interanual en enero.

En este sentido, el informe del Parlamento Europeo muestra su "profunda preocupación por las tasas de inflación persistentemente elevadas, en especial en el caso de la inflación subyacente [en el 3,3% el mes pasado], y por su impacto perjudicial en la competitividad, las inversiones, la creación de empleo y el poder adquisitivo de los consumidores, que afecta en particular a quienes tienen ingresos fijos o limitados".

Con respecto a esto último, el documento advierte al BCE de que la inflación es una suerte de impuesto que afecta en mayor medida a las familias con menor renta y riqueza, lo que incrementa, aún más si cabe, la urgencia para que el banco central actúe en periodos de elevada inflación para evitar que esta tenga efectos redistributivos (es decir, que la subida de precios termine provocando una mayor desigualdad entre rentas altas y bajas).

Pero, ¿por qué la inflación afecta en mayor medida a las rentas bajas? Los economistas coinciden en señalar que las personas con rentas bajas se enfrentan a un doble obstáculo para seguir el ritmo de la subida de precios. Por un lado, suelen ocupar empleos de menor cualificación en los que la negociación de los salarios es más compleja. De una forma llana, los trabajadores que ocupan puestos más precarios tienen un menor poder para negociar sus salarios que aquellos que ocupan puestos de gestión o que requieren unas habilidades específicas.

Por otro lado, se encuentra la aversión al riesgo que muestran las rentas más bajas. Un buen ejemplo es lo que sucede en España. Según la Encuesta Financiera de los Hogares del Banco de España, los hogares con menor renta optan de forma habitual por colocar su ahorro en depósitos o activos muy líquidos que presentan una menor rentabilidad. Por el contrario, los hogares con mayor renta invierten una mayor parte de su ahorro en fondos de inversión, bolsa u otros activos financieros más sofisticados (y arriesgados) que en el largo plazo presentan una rentabilidad superior.

Duras críticas

Es por todo ello que el informe del Europarlamento, cuyo ponente es Johan Van Overtveldt, diputado de ECR (Conservadores y Reformistas Europeos), juzga que "una respuesta más rápida" del BCE al incremento de los precios que comenzó a finales de 2021 "podría haber tenido un impacto más temprano" en la inflación y, así, haber "evitado el pico del 10,6% registrado en octubre de 2022".

"El BCE empezó la lucha contra la inflación muy tarde. Al menos seis meses tarde", subrayó Van Overtveldt en una entrevista con elEconomista.es ayer lunes.

"La estabilidad de precios dista mucho de haberse alcanzado", dice asimismo el documento que ha impulsado el belga, y que destaca justo después que "en los 10 últimos años, la inflación se ha situado o muy por debajo o muy por encima" del 2%.

¿Cuánto tiempo es medio plazo?

Así las cosas, el Parlamento Europeo no ha perdido la ocasión de trasladar varias solicitudes al Banco Central Europeo. La primera, en la que más hincapié hizo durante el debate el ponente del informe, es que "el BCE revise y mejore en profundidad sus modelos (y el papel que estos desempeñan en la elaboración de sus políticas)".

Por si esto fuera poco, también "pide al BCE que defina mejor el significado de "medio plazo" y estudie un enfoque más cualitativo de la estabilidad de precios". La primera parte de esta solicitud no es nueva (a modo de ejemplo: formó parte del anterior informe).

"Aún no sabemos qué significa medio plazo. ¿Son 12, 18, 24 meses...? No lo sabemos. Y esa indefinición dificulta la internalización por parte de los agentes de lo que se espera del BCE, es decir, la predictibilidad de la política monetaria", argumenta Jonás Fernández, eurodiputado de S&D (Socialistas y Demócratas) en respuesta a las preguntas que le trasladó este medio.

En cambio, desde el Banco de España (BdE) afirman que el "medio plazo" generalmente se interpreta como un horizonte de dos o tres años y que, debido a esa orientación, el BCE no debe reaccionar inmediatamente a cada desviación de la inflación respecto del 2%.

"Un enfoque más cualitativo"

La novedad y lo más llamativo está en la segunda parte de la demanda. La meta de inflación del BCE es actualmente cuantitativa: 2% simétrico a medio plazo. ¿Qué significaría que el enfoque fuera "más cualitativo"? En palabras de Van Overtveldt, sería que el banco central tenga en cuenta "más precios" además de los de bienes y servicios, para evitar que pasen desapercibidas las posibles burbujas en otros activos.

Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, explica que el 2% es un "número mágico". "Los banqueros centrales y los expertos creen que es una tasa de inflación baja, pero lo suficientemente positiva como para que sea coherente con un buen rendimiento de la economía", señala respondiendo a elEconomista.es.

Este experto indica asimismo que sería posible para el BCE establecer un enfoque más cualitativo, como le pide el Parlamento Europeo. Pone de ejemplo que otros organismos monetarios "han fijado objetivos con horquillas que van del 2% al 3% o el 4%, de modo que no sea algo tan mecánico y cuantitativo". No obstante, aclara: "Estas horquillas o los enfoques más cualitativos tienen menos credibilidad por parte de los agentes".

El BdE coincide en este punto. A su parecer, un objetivo de inflación meramente cualitativo podría limitar la capacidad del BCE para anclar la inflación a su meta y combatir las presiones inflacionarias o deflacionarias, lo que mermaría su transparencia y credibilidad.

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