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El Banco de Japón desafía al resto de bancos centrales con su decisión de subir los tipos de interés

  • Un antiguo miembro del banco nipón señala abril como fecha para el primer ajuste
  • El BCE y la Fed bajarán tipos en las mismas fechas, según el consenso de mercado
Varios yenes, divisa de Japón. Dreamstime
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Los expertos siguen creyendo que el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos bajarán los tipos de interés entre marzo y abril. Pero en esas mismas fechas otro responsable de una de las grandes políticas monetarias tomará una decisión opuesta. El Banco de Japón comenzará su ajuste al alza en abril lo que desafía las estrategias de los encargados del euro y del dólar para este 2024.

El ex miembro de la junta directiva del Banco de Japón (BoJ), Makoto Sakurai, aseguró que la institución está "completamente preparado" para comenzar con las subidas de tipos y que "solo están esperando un último impulso de uno o dos datos económicos". De hecho, Sakurai emplazó en la reunión de abril el giro de la política monetaria nipona, lo que coincide con las expectativas que baraja el consenso de mercado recogido por Bloomberg.

El Banco de Japón es el último reducto de las políticas monetarias expansivas, ya que es de las pocas instituciones que mantiene la referencia del precio de una divisa local en negativo. Los tipos de interés en el país están en negativo desde 2015 y no realiza un ajuste al alza desde 2007. Ahora, se esperan hasta dos subidas de tipos de interés para este año aunque no sería en movimientos tan agresivos como los vistos en la eurozona o en Estados Unidos.

La política monetaria nipona se ha movido con mayor lentitud históricamente y es común ver ajustes de 10 puntos básicos en contra de los 25 puntos o sus múltiplos que se llegaron a ver por parte del BCE (en este ciclo se ejecutaron cambios de hasta 75 puntos básicos en único ajuste). Sakurai, antiguo responsable del BoJ, considera que la tasa terminal de la institución se situaría en el 0,5% aunque podría tardarse entre tres o cuatro años en llegar a ese objetivo. Dependerá de cómo evolucionen indicadores como la inflación en un país en el que los precios no se levantaron por encima del 4,3% el año pasado, como sí ocurrió en otras partes de occidente.

De confirmarse, esto provocaría un cambio sustancial en el mercado de deuda, en el de divisas y también en el mercado de renta variable. Y es que el Nikkei 225 está en máximos de 34 años al superar los 35.000 puntos con datos a cierre de este miércoles. Pero el verdadero efecto de las subidas de tipos en Japón estará en la rentabilidad de sus bonos soberanos y de un debilitado yen después del fortalecimiento del dólar en 2023.

La postura expansiva del Banco de Japón permite cambiar un dólar por 145,5 yenes. Es decir, desde la primera subida de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que motivó a los inversores a buscar refugio en la divisa estadounidense, la moneda nipona retrocede un 20,5%. No obstante, se espera que a medida que los presidentes Jerome Powell y Christine Lagarde bajen sus referencias el yen se recupere y cierre el año en los 135 al cambio con el dólar. Ya se puede ver cierta recuperación desde que el consenso de mercado baraja la bajada de tipos de los grandes bancos centrales.

El mercado de deuda también refleja un inminente endurecimiento de la política monetaria en Japón. Aunque la deuda soberana refleja cierto alivio en el arranque del 2024 (como el resto del mercado de deuda global) solo los vencimientos inferiores a los dos años están aún en tipos negativos. Y los títulos de deuda a tres meses están en el -0,01% cuando la deuda a un año está en el 0,07%. Es decir, se espera una política monetaria más restrictiva de aquí a tres meses (con la reunión del BoJ de abril) de lo que se espera en un año, cuando las políticas monetarias en la eurozona y en Estados Unidos ya estarían acusando una drástica bajada de tipos.

Ya se han empezado a ver la vuelta de los inversores a los activos nipones, en particular desde noviembre del año pasado, según apuntaron desde Julius Baer, aunque el posicionamiento sigue siendo bajo, con una salida neta desde 2014 de 100.000 millones de dólares a pesar de la entrada de 29.000 millones de dólares en 2023 en el mercado japonés.

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