Opinión

El Banco de Japón abandonará sus medidas monetarias

Foto: iStock

Los inversores extranjeros han infraponderado Japón durante gran parte de los últimos veinte años. Su peso, aunque haya aumentado en los últimos meses, ha llegado a estar al más bajo nivel desde 2012. Pero la renta variable japonesa debiera ocupar un lugar más destacado en las carteras de inversión internacionales.

De hecho, los inversores están redescubriendo Japón. La afluencia de inversiones extranjeras al mercado de renta variable japonés es ya la mayor de los últimos diez años. La solidez de su economía, las valoraciones, los cambios en las prioridades de las empresas japonesas y en las normas de inversión nacional indican que existe un amplio margen para que se incremente esta demanda y sobre ponderamos la renta variable japonesa.

De hecho, Japón es la única gran economía desarrollada que muestra sólidas perspectivas de crecimiento. Ha disfrutado de un crecimiento anualizado del 6% el segundo trimestre este año. Además, la debilidad del yen ha contribuido a respaldar los beneficios de las empresas japonesas. Aunque su sector industrial puede verse facetado si el comercio mundial se desacelera, es previsible que su PIB crezca por encima del potencial este año y en 2024. Al mismo tiempo, prevemos que el aumento de los beneficios por acción de las acciones japonesas sea del 7,2% este 2023 y del 6,2% en 2024, superando a todos los mercados desarrollados.

Con este panorama, las valoraciones de las acciones japoneses siguen razonables. La rentabilidad por dividendo de las acciones japoneses es desde 2018 notablemente superior al de las de EEUU y las recompras de acciones por parte de las empresas japonesas viene aumentado todos los años desde 2009 –excepto en 2020–. Además, las empresas japonesas disponen de muy altos flujos libres de caja y de grandes saldos de efectivo, mientras que las empresas estadounidenses están muy endeudadas. De todas formas, el índice S&P500 de acciones de EEUU está dominado por gigantes tecnológicos, mientras que el japonés TOPIX500 por empresas de una diversidad de sectores. Además, aunque la rentabilidad media sobre recursos propios en EEUU sigue siendo mayor, la rentabilidad de los activos ha mostrado una tendencia a converger en los últimos años.

Ahora, tras un largo periodo de deflación, es probable que en los próximos meses el Banco de Japón retire gradualmente sus atípicas medidas de estímulo monetario. Hasta ahora ha tratado de mantener una política de estricto control de las rentabilidades a vencimiento de la deuda a largo plazo mientras subían los tipos de interés en otras economías desarrolladas y se ha visto obligado a intensas compras de bonos, inyectando grandes cantidades de liquidez en el sistema financiero, lo que ha contribuido al buen comportamiento del mercado de renta fija japonés los primeros meses de este año.

Pero la inflación en Japón ya se ha situado en 3,1% en julio y el Banco de Japón considera que su objetivo del 2% se encuentra ya "claramente cercano". Está preparando el terreno y, ante un crecimiento saludable y una inflación en máximos de 40 años, pronto se verá obligado a abandonar su polémico régimen de control de la curva de rentabilidades a vencimiento de la deuda, para poner definitivamente fin a su política de tipos de interés negativos. De manera que está cambiando el terreno de juego, pues mantener efectivo resulta ser ahora menos atractivo. Muchas empresas japonesas aún mantienen grandes sumas de efectivo, que no utilizan de manera productiva ni devuelven a los accionistas. Pero la vuelta de la inflación puede obligar a las empresas japonesas a utilizar sus grandes sumas de saldos líquidos de una manera más eficiente, favoreciendo la inversión en activos fijos. Ya ha habido una creciente presión en Japón para que las empresas optimicen sus balances y estas están poniendo mucho más énfasis en mejorar la rentabilidad para los accionistas, en una amplia gama de sectores.

Además, los hogares japoneses mantienen una baja proporción de sus activos financieros invertida en acciones nacionales en comparación con Europa o con EEUU. Pero está aumentando la demanda de acciones japonesas por parte de los inversores locales, en parte por la buena rentabilidad de estas acciones y también por cambios en las cuentas de ahorro de inversión, un vehículo libre de impuestos. Además, el potencial para que los inversores japoneses aumenten el peso de las acciones nacionales ha aumentado con los estímulos económicos derivados de Covid, los incrementos salariales y la mayor participación femenina en el mercado laboral.

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