Economía

China intenta desactivar la bomba demográfica que el propio gobierno programó décadas atrás

  • La tasa de fertilidad se ha desplomado más rápido que en los países avanados
  • Las políticas contra la natalidad acentuaron una tendencia que era natural
  • Ahora China busca revertir la tendencia para mantener el crecimiento económico
Ancianos chinos pasan la tarde viendo a la gente en la plaza de Danger Town, provincia de Qinghai, China. Foto de Alamy

China busca fórmulas para desactivar una bomba demográfica que las propias autoridades programaron y cargaron con extra de dinamita, impulsando políticas restrictivas sobre la natalidad y programas para retrasar los nacimientos. Ahora, China ha anunciado que permitirá que todas las parejas tengan un tercer hijo, un movimiento destinado a frenar el desplome de la tasa de natalidad del país, que se ha convertido en la mayor amenaza a largo plazo de la economía.

Son muchos los países que se enfrentan a una inversión de la pirámide demográfica, pero la gran mayoría lo están haciendo cuando ya son economías desarrolladas. China se enfrenta al mismo problema, pero siendo todavía una economía de ingresos medios. Ahora, el Gobierno busca deshacer el entuerto para intentar mejorar las perspectivas de crecimiento a largo plazo, muy amenazadas por el descenso de la población en edad de trabajar, que comenzó a ser una realidad en 2011.

Programación de la 'bomba'

La tasa de fertilidad total de China se ha desplomado desde los 6 hijos por mujer en 1950-1955, a los 2 en 1990-1995 y a ligeramente por encima de 1,5 desde el 2015 en adelante. La disminución fue especialmente rápida entre 1970 y 1980, cuando China lanzó la campaña later, longer, fewer (más tarde, más tiempo, menos, que venía a pedir a la población un matrimonio más tardío y una mayor edad para recibir al primer hijo, intervalos entre nacimientos más largos y menos niños en general), a la que siguió la introducción formal de la política del 'hijo único' en 1979. De hecho, una gran parte de la disminución en la natalidad tuvo lugar en 1975-1980. Como resultado, la tasa de crecimiento de la población de China se redujo drásticamente.

Estas políticas buscaban un desarrollo más rápido del país en términos de PIB per cápita, es decir, de la riqueza que toca a cada habitante. Si el crecimiento de la población seguía superando al de la productividad, aunque la economía en términos agregados (PIB total) siguiera avanzando a gran ritmo, el crecimiento sería mucho más bajo al dividir toda la producción entre los habitantes (crecimiento del PIB per cápita).

De modo que las autoridades chinas decidieron implementar estos controles a la natalidad junto a una batería de reformas económicas que en conjunto han sido la base del éxito chino en las últimas décadas. Sin embargo, las políticas de control de la natalidad quizá han ido demasiado lejos, al menos si se lo que se busca es priorizar los intereses económicos del país. China podría pasar de ser un país con mano de obra muy abundante a tener problemas para encontrar trabajadores.

Un país envejecido de forma prematura

A todo lo anterior hay que sumarle los costes de tener un país envejecido. Una tasa de natalidad más baja conducirá a una población de jubilados más grande. Beijing necesitará aumentar rápidamente el gasto en pensiones y en atención médica. "Se necesita un paquete de políticas integral que abarque desde incentivos fiscales, subsidios para la educación y la vivienda, una baja de maternidad más generosa, la provisión universal de cuidado infantil" para que la política de tres hijos sea efectiva, asegura Liu Li-Gang, director gerente y economista jefe de China en Citigroup. El gobierno necesitará reconstruir la red de seguridad social, así como contener los precios de la vivienda y reducir los costes de la educación.

Desde hace unos años, China ha estado reformando gradualmente su estricta política de natalidad. Las autoridades ampliaron a dos los hijos que podía tener cada pareja. Sin embargo, esa reforma ha hecho poco para revertir la disminución de la tasa de natalidad. Además parece poco probable que una mayor relajación de los límites desemboque en un aumento prolongado de la natalidad. Ahora que los ciudadanos del país tienen una renta más alta y muestran otras preferencias, incrementar la natalidad va a ser una tarea ardua, como ocurre en buena parte de los países desarrollados.

En una reunión presidida por el presidente Xi Jinping este lunes, el Politburó del Partido Comunista ha decidido aliviar el límite actual de dos hijos, para anunciar que "permitirá que cada pareja tenga tres hijos e implementará políticas de apoyo relacionadas a mejorar la estructura de la población", según un informe de la agencia oficial de noticias Xinhua. Aún no ha quedado claro cuándo entraría en vigor la medida, aunque en la reunión se discutieron las principales medidas de política que se implementarán en el período hasta 2025.

Algunos funcionarios, incluidos investigadores del Banco Popular de China, han pedido que se eliminen por completo los límites a la natalidad. El debate se intensificó después de que los resultados del último censo nacional de China a principios de este mes mostraran una disminución en la población en edad laboral del país durante la última década.

Retrasar la jubilación

El Partido Comunista de China también anunció que el gobierno "elevará prudentemente la edad de jubilación de manera progresiva", según el informe de Xinhua. China tiene una de las edades de jubilación oficiales más bajas del mundo y el Partido Comunista ya anunció planes para reformar el sistema el año pasado. Ahora mismo, la edad de jubilación legal para los varones está en los 60 años y en los 55 para las mujeres.

El menor número de nacimientos desde 1961

La disminución de la tasa de natalidad significa que la población de China, actualmente en 1.410 millones, podría comenzar a reducirse antes de 2025, según estimaciones de Bloomberg Economics. El año pasado nacieron 12 millones de bebés en medio de las incertidumbres de la pandemia de coronavirus, el número más bajo desde 1961.

"Creemos que una desaceleración es inevitable. Los datos demográficos muestran que la población en edad laboral de China se está reduciendo. En ausencia de mejoras drásticas en la productividad laboral, una fuerza laboral más pequeña significa una tasa de crecimiento del PIB más baja", aseguraban J. Stewart Black y Allen J. Morrison en un análisis publicado en la revista Harvard Business Review

"Japón ha experimentado una disminución similar en la población en edad de trabajar y no ha podido lograr los aumentos de productividad necesarios para mantener el crecimiento. Es poco probable que las empresas de China tengan éxito donde las de Japón han fracasado, principalmente debido a los factores que han impulsado el espectacular crecimiento de China en los últimos 20 años se han debilitado sobremanera: partían de una productividad muy baja, había un exceso de oferta de trabajadores rurales y China ha contado con un fácil acceso a tecnología", explican estos expertos.

Sin China no logra impulsar la natalidad de forma importante con sus nuevas políticas, solo existen dos vías relevantes para que un país puede compensar la reducción de la fuerza laboral: incrementar el número de trabajadores a través de la inmigración y aumentando la productividad de los trabajadores actuales.

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