Retail - Consumo

Así comeremos en el futuro: de los alimentos impresos en 3D a los lácteos producidos en laboratorio

  • El Ejército de EEUU produce ya proteínas impresas según las necesidades
  • Tras la carne, la tecnología permitirá desarrollar alimentos artificialmente

Bienvenido al futuro. Bajo este nombre el gigante de la publicidad norteamericano TBWA ha elaborado un informe en el que tras analizar la industria y las tendencias de consumo en quince países marca la hoja de ruta de hacia dónde irá la alimentación. Una de las claves será el papel creciente de la tecnología.

Las próximas décadas vendrán marcadas por el uso de impresoras 3D, que se convertirán en un electrodoméstico más en nuestras cocinas, para la elaboración de alimentos. Eso al margen del cultivo no solo ya de carne, sino también de lácteos en laboratorio, del diseño de dietas personalizadas por inteligencia artificial y de la generación de nuevos alimentos estrechamente ligados a la medicina y a la salud, tanto física como mental.

Desde TBWA explican que, tras décadas de resistencia, la tecnología se perfila como una gran oportunidad para un futuro alimentario "más inteligente, menos derrochador y salvajemente creativo". La disminución de los recursos y el aumento de la población obligan a tener un nuevo enfoque en la producción de alimentos.

La tormenta perfecta

Actualmente, los sistemas alimentarios son responsables de cerca del 70% de la pérdida de biodiversidad y, sin embargo, necesitaremos producir un 56% más para alimentar a la población prevista de 10.000 millones de personas en 2050. Es la tormenta perfecta y por ello, tras años de rechazo, la población es cada vez más optimista sobre el papel de la tecnología en la alimentación y, ahora, el 61% de los consumidores cree que junto a la ciencia es nuestra mejor esperanza para hacer frente al cambio climático, cinco puntos más que en 2019.

Pero, ¿hacia dónde vamos? Jesús Fuertes, vicepresidente de Estrategia e Inversión de TBWA en España, explica que hay varias claves u oportunidades de crecimiento ante las que las empresas deben estar atentas. "La primera de ellas es que la comida está bajo la lupa. Mientras que en el pasado el sabor, la técnica y la presentación eran los distintivos a tener en cuenta, los problemas sociales y medioambientales nos obligan a juzgar la alimentación de forma diferente. Se buscará una comida más ética, sostenible e inclusiva", asegura.

Cambio climático

Las emisiones de efecto invernadero procedentes de la producción alimentaria, sobre todo de la carne, los lácteos y el arroz, superarán por sí solas el objetivo de limitar a 1,5 grados el calentamiento del planeta si no son controladas y "la transparencia se convertirá en un factor clave a la hora de comprar porque los consumidores mirarán más allá de la etiqueta". La segunda clave es lo que en TBWA denominan Más allá del consumo.

"Nuestro sistema alimentario necesita un rediseño interactivo y tras años de vivir la comodidad de los supermercados abarrotados y apps ultrarrápidas de comida a domicilio, las marcas tendrán que convertir a los consumidores pasivos en participantes activos". Habrá así una mayor involucración, se buscarán experiencias, con un boom de restaurantes temáticos y crecerán nuevas tendencias para evitar el desperdicio, así como la autosuficiencia, con el impulso de huertos urbanos.

Salud

La tercera clave u oportunidad viene marcada por la creciente interacción entre la dieta y la medicina. "Las expectativas de los consumidores están aumentando y ya no basta con que los productos sean saludables o funcionales. Uno de cada cinco adultos menciona los beneficios específicos para la salud y el bienestar que desea en los productos", explica el responsable de estrategia de TBWA. El papel de la dieta en la salud está impulsando así inversiones en startups de "comida como medicina". Gracias a la inteligencia artificial surgirán así dietas personalizadas.

"Una cosa es decirle a la gente qué debe comer, pero ¿y si existiera la posibilidad de preparar una comida a la carta totalmente personalizada? Gracias a la impresión 3D esto pronto será una realidad", se asegura en el informe. Un ejemplo es el sistema de impresión de alimentos de Top Table, que prepara ya postres nutritivos personalizados. O el Ejército de EEUU, que ya fabrica proteínas impresas en 3D adaptadas a las necesidades de cada soldado. Si Lynette Kucsma, la fundadora de la empresa de impresión de alimentos Natural Machines, logra su objetivo, "las impresoras podrían prepararte la comida según tus necesidades con dietas basadas en datos".

La tecnología abre numerosos interrogantes, pero hay también evidencias. Hay ya más de cien empresas en todo el mundo dedicadas al cultivo celular y para 2035 se estima que la industria tendrá un valor de casi 2.000 millones de dólares. Tras la carne, grupos como Nestlé están invirtiendo ya en el desarrollo de productos lácteos cultivados, la francesa Gorumey está trabajando también foie gras de laboratorio y Wildtype en salmón para sushi. El futuro ha llegado.

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