Economía

Alemania, Francia y otros 12 países elevan la presión sobre el BEI para que invierta en defensa

  • Reclaman fórmulas de financiación para actividades relacionadas con defensa.
  • Instan a repensar que iniciativas se inscriben en su porfolio
La presidenta del BEI, Nadia Calviño y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen
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El arranque del 2024 ha hecho patente un cambio en la UE hacia una economía de guerra. El debate en el bloque ha virado hacia el sector de defensa y cómo fortalecer este segmento en un contexto geopolítico tan inestable como incierto. La coyuntura ha llevado a que Francia, Alemania y otros doce Estados miembro hayan pedido al Banco Europeo de Inversiones que impulse su financiación a la industria de seguridad y defensa ante el riesgo que genera la guerra en Kiev.

No es que el giro en el brazo inversor de la UE llegue a destiempo. Nadia Calviño tomó su nuevo cargo como presidenta del BEI a principios de este año. Un nuevo mandato en el que el autodenominado banco del clima deberá poner en cuestión sus propios estatutos. Esos que prohíben destinar financiación al sector de defensa. Tendrá que dar cabida a llamamientos como los de estos 14 países o de la propia Comisión Europea, que a principios de mes pedía a la institución que cambiará su política de préstamos para incluir en él al sector de defensa.

Concretamente, el motor de decisiones de la UE, Francia y Alemania, junto con Italia, Países Bajos, Polonia, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Lituania, Letonia, Estonia, República Checa, Rumanía, y Bulgaria han remitido una carta al BEI, al presidente del Consejo, Charles Michel; y al primer ministro belga, Alexander De Croo en la que han reclamado explorar nuevas fórmulas de inversión para actividades relacionadas con defensa, más allá de los proyectos de uso dual (con fines civiles y militares) que son los únicos que financia actualmente el BEI.

La de seguridad y defensa será, además, una de las conversaciones que estructuren el diálogo de los líderes de la UE el próximo jueves y viernes en Bruselas. El escrito pretende sentar las bases de esta conversación, redefinir lo que implican los proyectos de fines duales, reconsiderar las actividades excluidas de la financiación del BEI y rediseñar las políticas de préstamos del brazo inversor de la UE.

No solo han evidenciado estos 14 países que el organismo liderado por Nadia Calviño destina muy poca proporción de su financiación a la seguridad y la defensa sino también el alcance limitado de los proyectos de uso dual. Consideran, con una perspectiva más abierta, que la señal del BEI tendrá también un efecto tractor para el capital privado, que se movilizará a este tipo de iniciativas.

La presidenta del BEI lleva, desde el arranque del año escuchando, este tipo de mensajes. Los reclamos tienen su raíz en una proyección de riesgo de la guerra a las puertas de la UE, con la invasión militar rusa de Ucrania. Aunque Calviño ya se ha mostrado dispuesta a abrir la mano a los proyectos en enmarcados en la industria de defensa.

En la reunión informal con los ministros de Economía de la UE (Ecofin) en la localidad belga de Gante en febrero, la presidenta del BEI aseguró que el organismo está preparado para "contribuir más y mejor" a la industria europea de defensa y se mostró dispuesta a colaborar con la Comisión Europea para explorar que papel puede jugar la institución.

"Europa tiene que despertar. Y yo añadiría: ¡con urgencia! Porque hay mucho en juego, nuestra libertad y prosperidad", exhortó la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, en su discurso del Parlamento Europeo en febrero. La guerra de Ucrania obliga al bloque a repensar su estrategia en seguridad y, por ello, la alemana llamaba a aumentar la capacidad de la industria de defensa en los próximos cinco años.

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