Economista e inspector de Hacienda del Estado. Exdiputado en el Congreso. Autor de 'Y esto ¿quién lo paga?'

"Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad.". Esta conocida afirmación de la filósofa libertaria norteamericana Ayn Rand se aplica a muchas cuestiones en esta vida, y entre otras, a la situación fiscal de España. Desde el final de la burbuja en 2007, España lleva cerrando todos los ejercicios en déficit. Y esto repercute en la realidad de una menor capacidad de gasto, y en la necesidad de aumentar ingresos. Si esta realidad se ignora, llegan los problemas en forma de crisis económicas. Además, si se pretende que las grandes empresas no sólo que aumenten significativamente sus ingresos por el impuesto de sociedades, sino que paguen impuestos por las pérdidas y no por las ganancias, y sin reparar en las formas, llega un día en que toca afrontar las consecuencias.

La resaca de la convalidación de dos de los tres Reales Decretos-Ley del pasado miércoles en el Congreso, reunido en la sede del Senado, nos ha dejado algunas sorpresas. Alguna de ellas, como la delegación de la competencia de inmigración a la Generalitat de Catalunya, parece particularmente compleja, tanto porque es una competencia exclusiva del Estado según la Constitución, y también por razones prácticas. Sin embargo, la publicación "inmediata" de las balanzas fiscales parecería, a priori, más sencilla. De hecho, estas balanzas se estuvieron publicando hasta 2017, con el término de "cuentas públicas territorializadas" y siguen estando disponibles en la propia web del Ministerio de Hacienda. El último ejercicio publicado es el del año 2014.

Si se comparan los indicadores económicos actuales de España con los de finales de 2019, la situación es similar, con luces y sombras, pero con una excepción muy importante: la deuda pública que ha aumentado sustancialmente pasando de 1,22 billones a 1,6 (con los que cerraremos probablemente el año). En términos de PIB, la deuda pública ha pasado del 98 al 110%. Esto resulta particularmente relevante porque los tipos de interés han pasado del cero al cuatro y medio por ciento, tomando el tipo principal del BCE. Aunque es posible que estos tipos bajen algo en el futuro, los que es prácticamente seguro es que no volveremos (al menos en un futuro previsible), a tipos cero o negativos. Esto quiere decir que tener deuda, y tenemos mucha más deuda pública, ha dejado de ser inocuo.

El pasado miércoles, los gobiernos de los 27 Estados Miembros de la Unión Europea alcanzaron, por unanimidad, el acuerdo para implantar nuevas reglas fiscales. Éste es, probablemente, el acuerdo más importante alcanzado bajo la presidencia española del Consejo, y también, la despedida de Nadia Calviño como vicepresidenta económica, antes de irse al Banco Europeo de Inversiones como presidenta. Desde aquí, por supuesto, y, antes que nada, mi felicitación por el importante nombramiento.

Hace unas semanas, Javier Milei ganó las elecciones presidenciales argentinas con un programa radical, que incluía acabar con el clientelismo peronista, recortar de forma drástica el gasto público y “dolarizar la economía argentina”. Hay muy pocas dudas de que la economía argentina es una historia de fracaso. Pero, como casi siempre, es mucho más fácil el diagnóstico: una inflación descontrolada que lo arrasa todo, que la solución. Y por supuesto, es mucho más fácil diseñar una estrategia de solución en un despacho que aplicarla en la práctica.

La cesión a la Generalitat del 100% de los impuestos que se pagan en Cataluña vuelve a estar sobre la mesa. No sólo la plantea Junts en su acuerdo con el PSOE, sino que también ERC, desde el Gobierno de la Generalitat está “preparándola”. Esto se parece imitar al régimen foral, y se propone incluso una excepción “singular” de Cataluña en la Ley Orgánica de Financiación de las CCAA (LOFCA). Como tantas otras cuestiones que se están debatiendo, esta propuesta de “financiación singular” tiene problemas de encaje constitucional, porque la Constitución sólo reconoce y ampara “los derechos históricos de los territorios forales”.

La cesión a la Generalitat del 100% de los impuestos que se pagan en Cataluña vuelve a estar sobre la mesa. No sólo la plantea Junts en su acuerdo con el PSOE, sino que también ERC, desde el Gobierno de la Generalitat está "preparándola". Esto se parece imitar al régimen foral, y se propone incluso una excepción "singular" de Cataluña en la Ley Orgánica de Financiación de las CCAA (LOFCA). Como tantas otras cuestiones que se están debatiendo, esta propuesta de "financiación singular" tiene problemas de encaje constitucional, porque la Constitución sólo reconoce y ampara "los derechos históricos de los territorios forales".

A veces, cuando uno lee un informe oficial se lleva sorpresas y no encuentra lo que busca. En la opinión oficial de la Comisión Europea sobre el borrador de plan presupuestario (DBP por sus siglas en inglés), no señala expresamente que la situación fiscal española sea “muy difícil” (very challenging), que ha sido, de una forma u otra, el titular en toda la prensa. Esto parece querer decir que los portavoces de la Comisión han sido más críticos que el informe que la propia Comisión ha emitido.

El pasado jueves, el PSOE firmó con Junts per Catalunya uno de los acuerdos más criticados, también en cuestiones fiscales, de la democracia. Previamente, unos días antes, el PSOE se había comprometido a condonar 15.000 millones de euros, un 20%, de la deuda pública de la Generalitat, dentro del acuerdo de investidura con Esquerra Republicana de Cataluña, ERC. Este compromiso de condonación se extendería, en principio, a todas las CCAA de régimen común. Por supuesto, la medida de condonar la deuda también ha recibido críticas, pero hay varias diferencias sustanciales respecto del acuerdo con Junts, que, por ser suave, no hay por dónde cogerlo, tampoco en el ámbito económico.

Para mejorar el bienestar de los ciudadanos y reducir el desempleo, el crecimiento económico no sólo es necesario sino simplemente imprescindible. Por eso, que, en un entorno desfavorable, la economía española continúe creciendo es una buena noticia. Pero, para continuar creciendo a medio y a largo plazo, resulta imprescindible que la productividad vaya creciendo y no se estanque. Aquí, las noticias no son tan buenas porque la productividad está disminuyendo ligeramente, tanto si la medimos en términos de producción por hora efectivamente trabajada, o aún más, si lo hacemos en términos de puesto de trabajo a tiempo completo.