Opinión | Amador G. Ayora
Dice el refrán que bien está lo que bien acaba. Supongo que se puede aplicar al caso griego, que este fin de semana debería alumbrar un compromiso con sus acreedores. Sin embargo, la crisis griega no concluirá aquí, quizás acabe de empezar. El país está sumido en la miseria después de dos largas semanas de un corralito que ha arruinado a muchas empresas e incrementado el desempleo a tasas exorbitantes.