Ya sea por Bizum, transferencias instantáneas, PayPal o la tecnología NFC, el mundo está apostando hacia una era sin efectivo. Un hito digital, y económico, que provocaría el adiós definitivo de los cajeros automáticos que han acompañado a millones de personas en sus transacciones diarias desde hace 60 años. A modo de homenaje, y antes de que empiecen a desaparecer como los teléfonos públicos, traemos su historia, que nace en Escocia, anecdóticamente, por el chocolate.